Un juego de aventura

(Solicitud de Resi, con las palabras clave azul, frío y lobo. Espero que te guste, que sé lo critica que eres, jajaja Un beso.)“Espero que no tengamos que pasar muchas noches aquí.” Hacia un momento que un helicóptero alquilado les dejó en la entrada de aquel recóndito bosque. Iban con un permiso del gobierno para cazar varios lobos. Otro juego de aventura para el adinerado grupo de amigos La nieve caía de las copas de los arboles sobre ellos, y eran sacudidos por el viento. El frio era tan intenso que dudaban poder apretar el gatillo de sus armas. Lo primero preparar un campamento base. Montaron dos tiendas de dos plazas, justo para ellos cuatro y una hoguera en el medio. Era temprano así que esperaron a que el tiempo fuera mas adecuado para la caza. Prepararon una bebidas calientes, y entraron los cuatro en una de las tiendas para protegerse del aire. Allí planificaron la estrategia y prepararon ya sus armas. Llegó el medio día y el tiempo no mejoraba. No podían arriesgarse a perderse por la espesura, si así fuera no durarían mucho tiempo. Al estar los cuatro en la misma tienda no se dieron cuenta que la otra salio volando, cuando salieron a comer se lamentaron e intentaron recoger la tiendo que se hallaba en una rama alta de un pino. “Además que no hemos podido hacer nada, ahora esto”. Dijo Manuel que era un autentico cascarrabias. “Si Manuel, tendríamos que estar en la playa recogiendo conchas”. Juan se echo a reír, cuanto más se quejaba Manuel más se reía él. Manuel se dio la vuelta con mala cara y Juanillo, le llamamos así para diferenciarles y por que Juanillo era chiquitín, salio al paso para poner paz. “Si os traigo a estas aventuras es por estar con vosotros, no empecéis a pelearos ya. Vamos a solucionar esto y punto”. El cuarto de la expedición era Jaime, el más tranquilo y poco hablador, aunque cuando lo hacía era directo y mordaz. Mientras discutían Jaime empezó a subir al árbol sin mediar palabra., otra cosa que tenía era un gran valor y arrojo. Cuando le vieron los compañeros fueron bajo el árbol, pero seguían discutiendo. Se echaban en cara entre Juan y Manuel por la colocación de la tienda. “Sois como un matrimonio mal avenido”. Resopló Juanillo. De repente se oyó un crujido y la enorme rama con Jaime encima cayo, y lo hizo sobre Manuel quebrando su pierna derecha, Jaime golpeo su cabeza y perdió en conocimiento. Les llevaron lo mas rápido que pudieron hacia la tienda junto a la hoguera. Acomodaron a Jaime dentro y se centraron en inmovilizar la pierna de Manuel. Cuando le descubrieron la pierna vieron una extraña marca rectangular. Juan se apresuró a mirar en el bolsillo de Manuel y encontró el GPS – transmisor totalmente destrozado. “¡No!”. Por lo menos sabían que en tres días les recogerían. En ese momento se escuchó un grito dentro de la tienda y al mirar que ocurría vieron a Jaime con cara de asustado. “¡Quienes sois que hago aquí!” Salio corriendo de la tienda y se perdió en el bosque. Sus amigo le intentaron detener pero este no hizo caso y desapareció entre la vegetación nevada y el frío. Juan, el bromista estaba asustado. “Y ahora que”. Lo repitió varias veces.”¡Cállate por dios!” Juanillo se puso nervioso por las quejas continuas y los gemidos de dolor de Manuel, a parte de haber perdido a un amigo en el bosque y no poder avisar de la emergencia por la rotura del transmisor. Aún así intentó guardar la compostura. “Tenemos que buscar a Jaime morirá en pocas horas si no lo hacemos.” Cuando terminaron con Manuel planificaron la búsqueda, el viento había amainado y dejó de nevar. Tenían que encontrarle antes de que la noche entrara, si no lo perderían para siempre. “Tenemos aún varias horas para que se oscurezca, cada uno por un lado. Usaremos las brújulas”. Cogieron sus armas y salieron en su busca. A los pocos minutos Juanillo escucho un grito que provenía del campamento. Echo a correr en esa dirección y cuando llego vio un rastro de sangre sobre la nieve y huellas de lobo. Asustado apunto a uno y otro lado en dirección a los matorrales. El miedo le terminó de dominar cuando escucho varios disparos y gritos en la dirección en la que se fue Juan. Se acercó a la hoguera y empezó a oír gruñidos y aullidos al rededor suyo. Los matorrales empezaban a sacudirse y disparó varias veces en todas las direcciones. Ya no tenía consciencia, solo el instinto de supervivencia le guiaba. De uno de los matorrales salió Jaime con un disparo en el pecho y a los pocos metros cayó. Había además matado a uno de sus amigos, y los otros dos no sabía donde estaban, cada vez más entumecido ante lo que ocurría no se percató de la sigilosa presencia de un gran lobo a su espalda. Este se lanzo sobre él, y le golpeo haciendo que su arma cayera y dejándolo a merced de los animales, que poco a poco salieron de entre la vegetación y le rodearon. Ya no había esperanza. Se giro hacia el lobo que le golpeó, era grande y de un gris tan brillante que con los reflejos de la nieve parecía azul. Se levanto e intento espantarlos gritando y haciendo gestos con sus manos. Se armo con una rama ardiendo y giro a su alrededor esperando que se fueran. El gran lobo azul se puso frente a él y le distrajo. Otro de ellos de un salto le arrebato la rama y el ya vencido rezó todo lo que pudo y se acordaba. Mientras lo hacia, veía como devoraban a Jaime bocado a bocado, cerro los ojos para no verlo y para no ver tampoco cuando lo hicieran con el. A los tres días llegó el helicóptero al lugar planificado y no encontraron nada. Ni los restos de la hoguera, ni las tiendas y por su puesto a ninguno de ellos, o sus restos. Solo vieron sobre una roca un enorme lobo azul, que por momentos les pareció que sonreía. Al bosque de vez en cuando le gusta ganar la partida.

Remordimientos

(Petición de Lydia Mateos con las palabras clave carácter, soledad y reencuentro. Un besazo enorme a una de mis mejores lectoras MUAKSSSS) Después de su divorcio y de una grave lesión, se encontraba recluido en su casa conviviendo de mala manera con su soledad. Entristecido por la separación de sus hijos y hogar, y desilusionado por no poder competir con la élite. Le llegó una oferta para reencontrarse con sigo mismo y con su oficio. El combate sería contra la campeona nacional. Una mujer adolescente, contra un veterano. Gran expectación publica, estaba todo vendido. Hoy había que sacar todo el carácter que le hizo triunfar en su momento, y su virilidad y orgullo, si perdiera, se podían ver dañados ya para siempre. Aceptó no solo por reencontrarse con lo que fue, también por la gran cantidad de dinero que le supondría y que sinceramente tras una larga época sin ejercer le hacía mucha falta. “Profe, déjame un momento solo”. “Vale, pero recuerda que queda poco para empezar”. El entrenador salió del vestuario y él se dirigió al lavabo. Echo varias veces agua sobre su cara y pelo, y se quedó mirando al espejo. Hoy se enfrentaría contra muchos recuerdos y experiencias pasadas. No podía fallarse otra vez como ya hizo en el pasado. “Tienes que hacerlo bien, tienes que quitarte toda esta angustia, y este es el momento.” Cogió una toalla y la puso sobre su cabeza, se sentó en la camilla de masaje y llamo al profe. “Dame algo para el dolor” “¿Te duele la muñeca? Igual nos hemos pasado con el calentamiento, deja que te mire". “No, me duele el alma”. El entrenador le miro con cara de enfado. “No empieces ya, venga que hoy es el día perfecto para resarcirte”. Uno de los encargados de la organización vino a avisar, ya era la hora. Se puso su albornoz con olor a naftalina sacado del baúl de los recuerdos, y emprendió camino al cuadrilátero. Cuando se subió y vio a su contrincante, recordó su antiguo carácter arrogante y agresivo, y se le revolvió el estómago. Se sentó en su esquina justo en frente de ella y pensó la estrategia. No escuchó las instrucciones de su entrenador que le hablaba de lo ágil y rápida que ella era y que tenía que defenderse bien. Él ya sabía cómo lo haría, lo tenía claro desde que supo que lucharían. Sonó la campana y empezó el baile. En la primera arremetida de la joven él abrió la guardia, y recibió en pocos segundos decenas de golpes en la cabeza que le hicieron caer de rodillas conmocionado. El árbitro tuvo que detener a la chica que aún de rodillas le seguía golpeando. Acabó perdiendo la conciencia y cayendo boca abajo en el suelo. Cuando despertó el médico le estaba cosiendo la cara, totalmente abierta ante la paliza, y sonrió. Su contrincante entró en el vestuario y se dirigió directamente hacia él. Le besó en la frente que era el único lugar donde no había brecha. “Esto no compensa lo que le hiciste a mama. Pero llámame y hablamos.” Le volvió a besar y el resopló porque todo salió bien. Fue el reencuentro soñado con su hija y pudo quitarse toneladas de remordimientos y recuerdos de aquellas cosas que nunca debió hacer.

Mapas de reino y región.

Mapas de el reino de Talios y de la región de Goday-Bolras. Conseguiré unas mejores, de momento servirá como guía para vosotros y para mi. Gracias por leerme,es lo que me anima a seguir.

Bolras Cap. 6º

“Ferny rápido tenemos visita”. Uno de los chicos que estaba de guardia me despertó al parecer una pequeña avanzadilla como a la que nos enfrentamos cuando todo empezó, venía por uno de los pasos de montaña. “Son seis soldados del Rey”. Cuando salí de mi estancia vi a Sefy y a Korde ya preparados y organizando la defensa. Tony y Jolu venían también directos de la cama y se terminaban de vestir mientras caminaban hacia ellos. Sefy se hizo acompañar de dos hombres y fueron directos a la atalaya natural de roca más dentro de la salida del paso, Korde nos empezó a informar. “Son seis soldados a caballo, no hay arqueros. Van despacio y distraídos, no creo que sepan que estamos aquí. De todas maneras habrá que eliminarlos, pasarán por la explanada e informaran en la capital y será peor”. Jolu asintió. “Cierto, no creo que nos cueste, pero me parece raro cuando estaban preparando un asalto desde Perimera”. Korde apuntó. “No se les ve alerta, ya os digo que van distraídos. Hace más de una hora que les vigilamos”. Tony terminó con la conversación y nos puso alerta. “Vinimos ya sabiendo que tendríamos que luchar. Vamos a acabar con esos bastardos y listo”. Terminamos de alistarnos y cogimos nuestras armas. Antes de salir a nuestra posición de defensa escuche mi nombre. “¡Ferny!” Giré la cabeza, era Mary. “No deberías ir sin que compruebe primero como estas”. “Ve a la cascada como las demás, estoy bien, de verdad”. Mary me cogió la cabeza poniendo sus manos en mis mejillas y puso sus labios en mi frente otra vez, y otra vez sentí como se me erizaba el pelo. Sin quitar sus manos de mi cara. “Estas mejor pero aún tienes un poco de calentura, ten cuidado por favor”. “Tranquila no nos costará acabar con ellos”. Quito su mano izquierda y me beso el moflete. Se dio la vuelta y yo no dejé de mirarla mientras se alejaba, hasta que una piedra de considerable tamaño golpeó mi espalda. “Maldita sea Tony, no me puedes llamar”. “No creo que te enteraras”. Los tres y el resto de los hombres que nos acompañaban se echaron a reír y yo sufrí mi dolor en silencio para que no se prolongaran las mofas, aunque no viene mal soltar los nervios antes de luchar. Korde subió en una roca frente a todos nosotros y nos animó. “No podemos echarnos atrás ahora. Si no matamos por Bolras moriremos en las mazmorras del rey o decapitados. ¡A por ellos!”. Todos lo repitieron gritando varias veces y emprendimos camino a la entrada del paso. Sefy ya estaba situado en las rocas altas, muchos metros antes de la salida. Con los dos hombres que se llevo y tres más que fueron, incluso ellos solos lo harían. Seguramente duraría unos segundos. A los lados de la entrada predominaba el matorral alto. Allí agachados esperaríamos su llagada. A un lado se pusieron Jolu y Tony con algunos hombres e igual al otro lado Korde y yo. El resto de los hombres se quedaron vigilando las entradas del bosque. No queríamos caer en una burda estrategia de distracción y eran pocos soldados. Pasados varios minutos. “Ferny”. “Dime Korde”. “Ya tendrían que estar aquí”. Nos quedamos un momento en silencio. “Voy a ver a Sefy, ahora vengo Korde”. Me dio una animosa palmada en la espalda, justo donde la pedrada, y me guiño el ojo. Yo no me di la vuelta y seguí reptando entre los matorrales para que no viera mis gestos. Cuando casi había llegado a la posición de Sefy, se empezó a escuchar un murmullo que en pocos segundos se distinguía como hombres cargando en una batalla, y así fue. Unos veinte soldados de infantería cargaban hacia la la salida del paso escudo y espada en mano, a la carrera. Mire hacia los matorrales y vi como empezaban a salir flechas y giré la cabeza hacia la atalaya. Dos saltos de a penas un metro me separaban del lugar. Mi posición en ese momento era más alta que la de los chicos. Di un brinco al peninúltimo saliente en la roca, Sefy y los chicos que le acompañaban lanzaban sus flechas en dirección contraria a la carga de la infantería. Dí el ultimo salto y al levantar la cabeza vi un soldado que saltaba sobre uno de los chicos clavando la espada en su pecho. Cargué el arco veloz, pero Sefy se me adelantó, cogió por detrás al soldado y le cortó el cuello con su daga. Otro soldado irrumpió en la roca y con el arco cargado le acerté en el hombro, pero no le impidió golpear a Sefy con el escudo tirándolo al suelo, mientras abría la cabeza de otro de los chicos con una espada de dimensiones exageradas. Cargue de nuevo mi arco y disparé. La flecha se clavo en su pecho, pero ese hombre de tamaño anormal soltó el escudo y cogió la espada por el mago con ambas manos apuntando directamente a la cabeza de Sefy. Uno de los otros paisanos lanzó otra flecha sobre su costado. Soltó su mano izquierda de la espada y le golpeo con tal fuerza que cayó de la roca. Lancé otra flecha, de nuevo en el pecho. Sefy ya le había clavado su daga en el muslo y la sangre, que salía a chorros, le mojaba la cara. Se levanto gritando frente a aquella mole moribunda y clavo la daga en su ojo izquierdo. Otro de los chicos se hizo cargo del ultimo que subió. Detrás de los veinte que cargaban venían muchos más, la mayoría cayó bajo las flechas pero sufrimos muchas bajas. Sefy se lanzó de varios saltos en medio del paso, con la enorme espada de aquel soldado en la mano derecha y la daga en la izquierda. Corrió hacia los soldados que quedaban gritando y arrastrado el espadón por la roca. Entre sus Gritos, el chirrido de la espada en la pizarra y su cara y pecho ensangrentados bajo su pelo largo y plateado les hicieron salir corriendo. No se como puede estar tan loco, pero lo que está claro es que les acaba de meter mucho miedo. Miré a mi alrededor y empecé a sentir ese sufrimiento que sabíamos que llegaría y que al ver tantos cuerpos mutilados, tirados por el suelo, certifiqué. Tanto paisanos como soldados debían ser enterrados. Mañana será un día muy largo.

Mejor imposible

(Petición de Saida María con las palabras clave amor, ilusión e historia. A ver que te parece cachorrita jejeje yo creo que está bonito.) “No me aguanto los nervios mamá”. Por fin, después de su graduación hace unos meses, había conseguido el trabajo que deseaba. Daba vueltas por la habitación sin hacer nada más que eso, dar vueltas. “Patricia hija céntrate, al final te hago yo sola la maleta. Luego te faltará cualquier cosa y me echarás la culpa”. Patricia cogió a su madre de ambas mejillas y la beso en la frente. “Sabes que te quiero, ¿Verdad?”. “Ya lo sé. Anda que el tiempo se va volando”. Terminaron la tarea y se sentaron a esperar el taxi. “Ten cuidado y llámame cuando puedas, pero que no sea mucho tiempo no me dejes preocupada”. Se abrazaron hasta que el timbre las separó. “Tu también ten cuidado y si necesitas algo llama al tío Juan, ¿vale?” “Tranquila, creo que me se cuidar. Te quiero hija”. Un ultimo abrazo y salió por la puerta con destino al aeropuerto. Se dirigía a Egipto, en principio tendría un sueldo de practicas, pero lo que le encantaba es poder ejercer como arqueóloga, recogiendo pedazos de historia y sacándolos a la luz. Iba con tantas ganas, tan ilusionada, que el viaje hacia su trasporte pasó muy rápido. En el avión también, podía haber aprovechado para recuperar las horas de sueño que perdió a causa de los nervios, pero cada vez iban a más y se dedico a repasar los apuntes en su portátil con el fin de causar buena impresión. La estaban esperando en el destino. Un paisano con una cartulina en la que ponía “PATICIA VILANEVA”. “Debo ser yo, Patricia Villanueva”. Se acerco a aquel señor con una amplia sonrisa, que le fue correspondida. Lo primero al edificio que la empresa tenía habilitado para sus trabajadores. Dejó todo colocado y se dio una ducha relajante, pero no fue así. Quedaba una hora para ir a la excavación y al igual que en casa no paraba de dar vueltas de un lado al otro. Abrió de nuevo su portátil y siguió repasando sus apuntes, pero esta vez porque puso la televisión y no entendía nada. Tampoco comió por que el estomago lo tenia encogido, la enorme ilusión y los nervios lo ocupaban todo. Ya tenía ganas de ponerse a trabajar, aunque sabía que al principio le darían trabajos como palear los escombros y llevarlos con la carretilla o picar las rocas. Cinco minutos antes de que llegara la hora bajó a la entrada. Ya había algunas personas esperando el autobús. Mantuvo varias conversaciones que se iniciaron por la curiosidad de sus compañeros. Pasó el camino mirando por las ventanillas, alucinada de estar allí y al llegar al lugar de la excavación desesperación. El encargado no había llegado aún y le hicieron esperar a que llegara para que le diera tarea y la ubicara. Había una caseta de obra metálica. Se sentó en la oficina, en un sofá y entre que no tenia su portátil, que no durmió nada y que según pasaba el tiempo hacia más calor, se quedó dormida. Un portazo la despertó. “¿Patricia?” Rápido seco la babilla que le caía de la boca y se atusó el pelo. Levantó la cabeza y vio a un hombre hermoso e imponente y casi se le cae la baba otra vez. “Si, disculpe soy yo”. El apuesto joven se sentó en la mesa que presidia la oficina y la invito con un gesto a que se sentara en la silla justo frente a él. “Soy Víctor, el encargado de la excavación. Antes de que empecemos a trabajar te seré sincero. La entrevista telefónica te la hice yo”. Ella pensó en ese momento que tenía una voz preciosa, además. “Mientras miraba tu foto”. El la miró embelesado y a ella ahora si se le encogió el estomago. No se sentía así de hace años, se enclaustró en sus estudios y no se había visto en esta situación o si lo hizo no le dio importancia, las evitaba. “Entre todos te elegí a ti de manera subjetiva, solo vi tu foto y el vídeo de presentación que nos enviaste. Me dio igual tu experiencia.”. El nivel de nerviosismo y ansiedad subía por momentos, estaba entre la indignación y el éxtasis, y no supo que decir. Pasados unos segundos y una mirada de incierto significado:“Bien, no me importa, ahora te daré tarea y por favor, no se lo digas a nadie”. Víctor se levanto y cogió una carpeta de la estantería a su espalda y de espaldas le echo una ojeada de varios segundos. Ella aprovecho para hacerle un scaner completo mientras alucinaba de lo que había pasado. Era evidente que no iba a entregarse a un desconocido de esta manera, pero lo habría hecho. Recibió su tarea y la desempeño con ilusión y con ganas. Se encontraba donde quería entre pedazos de historia, pequeñas piezas de un puzzle por completar. Era realmente feliz, pero sin poder quitarse de la cabeza lo que le dijo Víctor y que ella no pudo decir más que “gracias” y “al lio” con un gesto nervioso y ridículo de sus brazos, cuando le dijo que hacer. Miro varias veces de reojo hacia la caseta y no le vio salir, estuvo tentada de ir y hablar con él varias veces, pero su mente calculadora y científica le clavo los pies al suelo. Durante la comida varias compañeras se acercaron a ella, para interesarse y para ponerla al día de los entresijos de la excavación y sus compañeros. Aprovecho la situación para preguntar por Víctor. “Es un solterón aburrido, que desperdicio de cuerpo”. Dijo una de ellas. Sin querer, de reflejo, salió en su defensa. “Igual es que espera la mujer adecuada”. Quería morirse, pero no por la posible reacción de las compañeras, si no por que se dio cuenta de que ella le gustaba de verdad y él para ella, un Adonis. ¿Sería cuestión entonces de asumirlo e intentar conocerle?. Era un sueño, el trabajo de su vida, todos sus esfuerzos e ilusiones recompensadas y ¿también amor? Al acabar la jornada llamó a la puerta de la oficina. “Adelante”. Solo asomó la cabeza por el hueco justo que abrió. “¿Me invitas a cenar?”. Esta preciosa historia de ilusiones cumplidas y amor correspondido termina cuarenta años después con la muerte de Víctor a cusa de los achaques de la edad.

Con la boca abierta

(Petición de Silvia del Real con las palabras clave desilusión, tristeza y mentira. Espero que te guste, un besote enorme) Esperó con lo ojos cerrados y los oídos abiertos. No escuchó ni un ruido durante horas y se sintió defraudada. Tenía que llegar hoy, siempre lo hacía al regresar de sus viajes. Pasaba por casa antes de ir a la suya y le dedicaba un día entero. No le importaba que tuviera mujer e hijos, le quería y con su día dedicado le bastaba. Se levantó y marcó su teléfono, estaba apagado. Revisó en el ordenador la llegada del avión que le traía, hacía más de tres horas que llegó. No quiso desilusionarse, pero si estaba preocupada. Le llamó, apagado. Se vistió con lo primero que pilló y las llaves del coche. Mientras conducía intentaba recordar los sitios que él frecuentaba, los que sabía por sus conversaciones ya que nunca salió con él para que no les descubrieran. Después de dar varias vueltas decidió recorrer el camino al aeropuerto, ya poniéndose en lo peor. A lo lejos, en sentido a casa, vio luces de policía y ambulancia, y se le estremeció el cuerpo. Pasó despacio pero no pudo distinguir nada por la cantidad de funcionarios y las luces intermitentes de colores, que en la oscuridad de la noche la cegaban. Aceleró buscando un cambio de sentido, y aceleró también el coche. Cuando dio la vuelta pudo verificarlo, y se sintió aliviada, ninguno de los implicados era él. Volvió a casa habiendo pensado por el camino todas las posibles combinaciones y posibilidades. Volvió a casa desilusionada y triste. Al llegar notó que la puerta no estaba cerrada con llave y volvió a sonreír, entro a la carrera llamándole, deseando abrazarle y besarle. Y lo único que encontró fue una nota sobre la mesa. “Lo siento cariño pero tuve que irme y nunca volveré. No me tengas rencor no puedo continuar con esto”. Le llamó, apagado. Lloró y le llamó, no hubo respuesta, le entraron ganas de ir a su casa y enfrentarse a su mujer, decirle toda la verdad y vengarse de esa manera por el dolor que le estaba causando, pero se acordó que lo permitía, lo consintió y ahora debía callar. Las semanas pasaron entre la nostalgia, la tristeza y el anhelo. Con las ilusiones rotas. Pero no le reprochaba nada, el siempre le fue con la verdad por delante. Un día, uno de esos días en los que te quitan las vendas de la cara de un golpe, una amiga común la llamo. “Cris, soy Bea.” “Hola cuanto tiempo, donde te habías metido”. “Estuve en casa......” Se hizo un incomodo silencio, no hacia falta que dijera más. “Cris entiendo que me odies, yo estaba con Pedro en el coche cuando saliste a buscarle. Él sabía que lo harías” Cris estaba muda, helada y otro silencio, algunos segundos. “Hace unos días que se marchó. Le han destinado en otra ciudad.” Cris aún conmocionada por la noticia se despidió de Bea. “Gracias por llamar, creo que ya he oído suficiente”. Sin entender muy bien lo ocurrido quiso saber. No le costo mucho averiguar la dirección de Pedro y se presentó allí. Cuando llego a aquel lujoso edificio del centro, con su gran portalón de metal negro, con unos enormes cristales protegidos por barrotes dorados, se quedó alucinada. El mármol vestía suelos y paredes, y el techo se perdía en las alturas de aquel precioso y amplio recibidor. Detrás de un mostrador estaba el conserje, que le hizo cerrar la boca cuando vio que la miraba. “Disculpe, ¿El señor Pedro Morán ?” “Bueno señorita, he de decirle que no es usted la primera chica que viene preguntando por él y le diré que con usted van diez”. Cris ahora si que abrió la boca, como un acto reflejo ante tal revelación. Sacudió la cabeza y respondió. “Gracias por la información, ¿Está él aquí?” “No señorita, se marchó con su familia hará dos días”. Cris se apiado de su esposa y pensó que había alguien en esta historia que estaba en peor situación. “¿Son guapos los niños?” “Que yo sepa solo tiene uno y es una niña”. Le había mentido en todo hasta en eso. “Y hacen buena pareja son tal para cual” El conserje soltó varias carcajadas y luego pidió disculpas. Ella le miro extrañada “Si, vamos que hasta se parecen yo les llamo los picapiedra”. “¿Los picapiedra?” El hombre no aguanto y volvió a soltar unas carcajadas que intentaba hacer mudas cerrando la boca y que le hicieron toser. “Disculpe, se lo explico. Los dos son guapos, se conocieron en el gimnasio con lo que está fuertes, altos y elegantes, hasta hablan igual. Lo que me hizo que les llamara así son sus nombres”. Vilma. Cris pensó que pocas mujeres habría con ese nombre, igual no era española. “Si es perfecto. Pedro y Pablo.” El conserje volvió a reír y Cris llevó la boca abierta hasta el coche.

Cimentado con Pasión

(Petición de Kairos42 con las palabras clave reconciliarse, propia y sombra. No me dio para más compañero, pero se puede repetir, un saludo) Las sombras de sus errores marcaban el encuentro. La intención de ambos eran reconciliarse, pero tantos años acumulando reproches lo convertían en una difícil tarea. Se vieron en un pequeño restaurante cercano a casa, en una zona neutral. Pusieron las cartas sobre la mesa y sacaron en común que se querían El precio de su amor pasaba por renunciar a sus propias identidades, o por lo menos a parte de ellas para poder continuar. No serían ellos, solo su pasión y el compromiso era grande, pero estaban dispuestos a intentarlo. Lo intentaron, lo hicieron a pesar de sus diferencias, pero la vida les demostró que el amor no es suficiente para sostener una relación, tampoco el que sentían hacia sus hijos, y que necesitaban ser ellos mismos. La alargada sombra de sus diferencias, la poca capacidad de adaptación y el orgullo que ostentaban lo hicieron más difícil. Se reconciliaron, varias veces durante varios años y de nuevo volvían a discutir. Finalmente encontraron el antídoto, el amor no era suficiente y después de discutir, en vez de tirar cada uno para un lado, lo hacían los dos hacia la cama. Pasaron los años siendo ellos mismos, discutiendo casi todos los días, llegaron a dormir cada uno en una habitación cuando sus hijos se independizaron. Se llegaron a odiar, pero nunca dejaron de desearse. Hasta en el lecho de muerte de él discutieron por una tontería. Él la llamó a su lado en su ultimo suspiro. “Lo siento y gracias”. Ella se acercó y le cogió de la mano. “Yo también lo siento.” Se agacho sobre la cama y le beso. Se abrazaron con fuerza hasta que él dejo de apretar. Ella tardo pocos meses en morir de pena y soledad, discutiendo con su propia sombra.

En honor a la verdad.

(Petición de Sefy "www.sefywft.com" mi amigo, compañero, colaborador, hermano, youtuber, gamer, colgao que flipas, etc, jaja me pidió con las palabras clave luz, honor y verdad.) Por fin llegó el día. Se encontraba con sus mejores galas, bien limpio y afeitado. La sala era enorme, nunca estuvo allí, en aquel palacio que veía a lo lejos desde su casa. Por fin sería recompensado su esfuerzo de tantos años sirviendo al Conde. La decisión fue tomada por los oficiales y soldados que batalla tras batalla, dieron fe a la verdad y reconocieron su esfuerzo. le veían encender las hogueras, de día y de noche arreglar, forjar y reparar sus armas y armaduras. Con su lento carro de bueyes y su pesada carga de metales y forjas portátiles. No lo dudaron cuando uno de ellos le nombró, entre decenas de otros nombres de otros hombres que ganaron merito en batalla,. Fue uno de los diez elegidos de ese año. Ser el herrero de un ejercito tan poderoso no era tarea fácil. Veinte años, dos dedos menos y unos ojos velados por la luz anaranjada del metal incandescente lo confirmaban. Aprendió el oficio de su padre y este del suyo, etc. Y siendo un adolescente, unos días antes de su boda, se alisto al ejercito. Se casó con el amor de su infancia y de toda su vida. La mujer que le acompañó hasta su muerte, hace casi un año, por unas fiebres extrañas que ningún remedio pudo detener. Esto le recompensaría de la muerte de ella, el estar allí frente al Conde. Con toda aquella gente y sin tener que hacer nada más que disfrutar del momento. El Conde le llamo. El salió de entre los asistentes y se posicionó frente al él. Este era su momento, todo esto si que era lo que le quitaría el dolor que tenía. El conde levanto sus brazos y puso sus manos sobre los hombros del herrero. Desde su desempeño nunca vio en persona al señor y de verdad que lo deseaba. Cegado por la luz del metal incandescente de su ira. Por el honor manchado, por un derecho ancestral y por una violación impune. Saco una de sus mejores dagas y la clavo en la axila izquierda del Conde. Recibió decenas de estocadas pero no le hicieron daño, por que el dolor más grande que tenía desapareció.

Gran actuación

(Petición de Jorge Miguélez con las palabras clave, diafragma hermético y macuto). Caminaba por el desierto desde antes que se pusiera el sol y ahora ya entrada la noche y con luna nueva, se hacía parte de él. Ropa negra en todo el cuerpo, guantes y pasa montañas. Llevaba un macuto con las asas colgadas de sus hombros a modo de mochila, por su puesto negro. Ya quedaba poco para llegar a su destino y mucho antes de la hora que le indicaron. Era un experto en supervivencia y militar meritorio. Se fue del ejercito cuando se dio cuanta que podía ganar mucho más dinero fuera explotando sus habilidades. Este era su tercer trabajo y el más complicado y peligroso. Tenia que infiltrarse en el área 52 y sacar unas fotos de unas pruebas secretas que se iban a realizar, solo eso, para él debería ser sencillo. Llego a lo alto de la colina indicada en el mapa y empezó a buscar el lugar adecuado para poder trabajar sin ser visto. No pensó en ningún momento cuales podían ser las consecuencias de lo que estaba apunto de hacer si le cogían, ya no haciendo las fotos, si no cuando estas llegaran a su destinatario. Nunca pregunto nada, se limitaba a hacer su trabajo y luego tras cobrar la minuta desaparecer. “Venga tiene que salir bien, con este encargo ya casi me retiro”. Se animaba con la idea de la jubilación y a penas superaba los treinta años. Una vez encontrado el lugar, descolgó el macuto y lo abrió. Sacó un trípode cuyas patas median unos veinte centímetros y lo puso sobre una roca que anteriormente eligió usando un nivel de gota. Quizás bastaría con menos y daba igual que las fotos estuvieran un poco torcidas, pero era muy detallista. Monto el objetivo y puso la cámara en el, se veía insignificante frente a tal catalejo. Lo acopló todo al trípode y se quedó mirando tras el objetivo esperando que algo se moviera. No sabía que tenía que retratar, así que movía la cámara de un lado al otro, arriba y abajo mientras abría y cerraba una y otra vez el diafragma del objetivo, pero nada. “Bien se supone que en cinco minutos empiezan las pruebas y aún no hay movimiento”. Estaba a punto de dar media noche y un leve silbido le llamó la atención. Un flash le nublo durante unos segundos la vista y el silbido se convirtió en el sonido de un huracán con sus fuertes vientos, rayos y truenos. Volvió a poner su ojo en el objetivo y vio una especie de plato sopero al revés, de unos diez metros de diámetro con otro pegado debajo. La base y la cúpula fijas emitían destellos de diferentes colores, a veces mezclados y el centro del platillo giraba a gran velocidad provocando el silbido que ya le empezaba a molestar. Su dedo indice no paraba de pulsar el botón con ritmo matemático. El platillo se posó y vio llegar a su lado dos vehículos militares de los cuales bajaron varios oficiales de alto rango. Del ovni unos seres de estatura parecida a la nuestra, pero con las cabezas abombadas por detrás y los dedos de las manos eran mucho mas largos. Acerco lo mas que pudo su visión, podía oír el motor del diafragma que seguía empujando, estaba tan alucinado que mantuvo durante un rato el botón apretado. Podía ver los rasgos de los seres y como gesticulaban para comunicarse con los oficiales. Todo iba bien hasta que uno de los seres giró la cabeza y se quedo fijamente mirando a su posición. Cogió rápido la cámara y dejó allí el resto, la metió en el bolsillo y echó a correr. A los pocos segundos un foco iluminó su cabeza acompañado del sonido característico de los helicópteros. Puso las manos sobre la cabeza e hincó las rodillas en el suelo. Estando deslumbrado notó unos pasos a su espalda y perdió el conocimiento, Despertó metido en una especie de crisálida trasparente, totalmente hermética, en posición vertical. Un general y dos de esos seres estaban frente a él. “Hola señor ......” Hubo unos segundos de silencio. “¡Dígale su nombre!” Grito un soldado de la escolta del general. “Peter Jhones” “Bien señor Jhones, a cometido un delito grave de traición. Lo sabe ¿Verdad?” “Si señor” “Vaya es usted militar por lo que veo”. “No señor me retiré del servicio hace unos meses”. Un soldado llego con unos folios y el general los estuvo observando durante unos segundos. “Puede que sea su día de suerte soldado. Su hoja de servicio es impecable y lo que ha hecho hoy demuestra que es usted un gran mercenario”. El general miró a uno de los seres y se dirigieron unas palabras en un idioma que nunca había escuchado. “Ya que la pena por tu delito es de muerte, pensábamos dejar que nuestros amigos experimentaran contigo, pero nos puedes ser más útil en la CIA”. Peter le miró a los ojos. “Haré lo que manden”. “Deberás jurar lealtad de nuevo pero esta vez avalando con tu vida”. “Estoy de acuerdo”. Hizo un gesto a los soldados y la hermética crisálida se abrió. Los soldados se posicionaron a su lado y dos de ellos le cogieron de ambos brazos. “Recibirás instrucción de nuevo. ¡Llevároslo!” Cuando Peter salió de la sala uno de los seres tiro de la piel de su cuello destapando un aspecto humano y se dirigió al general. “Señor, permiso para ir a la cantina antes de que llegue el recluta de las tres.” “Voy con usted”.

Ahí están

(Petición de Patricia Delgado con las palabras clave insomnio, noche y amistad. Aprovecho para agradecer a todos mis amigos simplemente por serlo, os quiero) Se creía fuerte, indestructible, todo un hombre de pies a cabeza, pero permanecía sentado en la cama, derrotado, con la sensación de soledad mas grande que tuvo nunca. El teléfono en la mano esperando a que su orgullo le dejara marcar. Pero su vanidad, que siempre ganaba, le hizo soltar el teléfono sobre la cama, igual que le hizo perder el amor. Caminaba de un lado a otro intentando explicarse lo ocurrido. Él era hermoso, grande y fuerte, tenía un estilo y planta envidiables, posesiones y mucho dinero, pero no pudo retenerla. Desde que se fue las noches las pasaba en vela compartiendo el vacío con si mismo. Pero la mayor parte del tiempo con el teléfono en la mano, amagando llamar o esperando una llamada. Cada vez se planteaba más que parte de culpa tuvo, que fue lo que hizo mal, y cuanto más pensaba más se desgastaba su autoestima y su orgullo. Se dio cuenta que no todo era él, para gustarle a ella, que no le hizo suficiente caso y que si hubiera sido menos hermoso y más atento, la tendría a su lado. Sonó finalmente en teléfono y el corrió para responder ¿Y si fuera ella? “¿Diga?”. “Hola Charly soy Ferny, imagino que no soy quien esperabas escuchar.” “Pues no, pero aún así agradezco tu llamada, lo que me sorprende es que lo hagas tan tarde , son casi la una de la madrugada”. “Digamos que no me quede muy tranquilo cuando te vi esta mañana y no podía dormir. Además ya sé que desde que rompisteis sufres de insomnio ¿Como estás?” “No muy bien, la echo de menos.” La conversación duró varios minutos, en los que Charly le explicó a su amigo que ya se dio cuenta, ya sabía porque y que era culpa suya. Su amigo le consoló y le animó a llamarla al día siguiente y pedirla disculpas, explicarle que podía cambiar y ser mejor. Ambos durmieron mejor y él lo arreglara o no, hizo caso por fin a sus sentimientos y dejo de lado su orgullo y su ego. Cuando todo va mal, cuando ni tu mismo te pones de acuerdo con lo que sientes están ahí. Esas personas con las que te quitas la coraza y eres mas natural, con las que tus debilidades no te hacen vulnerable y a las que escuchas a sabiendas que no desean más que tu felicidad. Gracias a todos mis amigos, y a los amigos de mis amigos, etc..... Sois más importantes de lo que os imagináis.

Responder al amor

(Solicitado por Inguma Alba con las palabras clave suave, coral y manos) Con los ojos cerrados, con las manos abiertas acariciando aquella suave y perfecta tela de la mejor seda. Hacía días que la esperaba, era la más elaborada, la más colorida y la de mejor calidad. “Deja de sobarla, la vas a desgastar”. “Sabes lo mucho que deseaba tenerla cariño”. Él la cogió de las muñecas y se puso frente a ella. “Vamos a cenar, venga”. En el trayecto al restaurante ella no paró de hablar de lo que haría o dejaría de hacer con la tela, de lo que significaba tener esa materia prima para su proyecto. Una clienta adinerada le hizo el encargo y ellos emprendieron un largo viaje para poder realizarlo. Se sentaron y ella continuó con sus pensamientos mientras el miraba la carta. “Por favor Alicia elije algo y luego seguimos hablando”. “Tienes razón dame un minuto”. La cena transcurrió evaluando cada punto del proyecto. Sabían que el vestido encargado iba a ser para una importante cena en la que habría grandes personalidades de todo tipo de ámbitos. Tenía que quedar perfecto y sería el mejor escaparate para sus creaciones. Llegaron los postres, el café y se pidieron una copa. Él no paró de escucharla mientras ella seguía divagando sobre sus sueños de fama y prestigio en el mundo de la moda, su mayor deseo, dedicarse a lo que le gustaba. “¿Podemos cambiar de tema un rato?” “Perdona Luis ya sabes lo que me apasiona mi trabajo y lo importante de este viaje”. “Ya pero podíamos aprovechar para disfrutarlo juntos y le haces más caso al trapo ese que a mi”. “No es un trapo”. “Ya lo sé. El trapo soy yo. Me voy fuera a fumarme un cigarrillo”. Luis se levanto y salió del restaurante mientras ella se quedó mirando como lo hacía. Pensaba que él tenía razón y que todo esto no podía ser motivo para un conflicto. “Tengo que tranquilizarme con el tema y hacer cosas con Luis, estoy siendo muy pesada”. Decidió esperar a que volviera y pedirle disculpas, si con alguien quería compartir su dicha era con su marido. No pasó ni un minuto y todo se sacudió. Cayó al suelo junto a todo lo que había en la mesa. Al intentar incorporarse otra sacudida y otra vez al suelo. Una estridente sirena lo ocupaba todo y un de los camareros la cogió del brazo. “Vamos deprisa a cubierta.” Tiró de ella con fuerza y cuando salieron a cubierta no vio a Luis, y empezó a llamarle con desesperación. “¡Salió a fumar, tendría que estar aquí!”. “¡Suba al bote señora, enseguida!”. Uno de los tripulantes la empujo en la embarcación de emergencia y esta empezó a descender hacia el agua. El barco cada vez se inclinaba más y ella gritaba una y otra vez el nombre de su marido. Fueron todos llevados a una fragata de guerra que recibió las llamadas de auxilio. Buscó por todos lados a Luis hasta que la desesperación le hizo desistir y se sentó en una esquina a llorar. Lo ultimo que hicieron fue discutir por su obsesión y eso le machacaba la conciencia. Pudo caer por la cubierta cuando chocaron con el arrecife de coral y estrellarse contra las rocas. Aún sin haber perdido la esperanza no dejaba de llorar, las posibilidades de encontrarle con vida no eran muchas y en la fragata no estaba, ya busco varias veces en todas partes. Pasadas unas horas escuchó su nombre. “¡Alicia Pérez!¡Alicia Pérez!”. “'¡Si soy yo!”. Corrió hacia el marinero que la llamaba. “Mi marido, le han encontrado.” “Si señora, pregunto también por usted.” Alicia se echo a llorar descargando toda la tensión que acumuló. Lloró más aún cuando le dijeron que le habían encontrado sobre los corales envuelto en una tela suave y colorida que agarraba fuertemente con sus manos.

Bolras Cap. 5º

Durante la construcción de las estancias y viviendas, la herida de la mano se me infectó, y esta noche estando de guardia empecé a sentirme mal. Es posible que hoy mismo o mañana ya empiece la acción. Intenté disimular mi malestar, pero Tony se dio cuenta: “ Ferny estas pálido y sudando, tu no estás bien”. “ La herida de la mano me está molestando”. Tony me agarró del brazo para ayudarme a tomar asiento. “ Estás ardiendo, vamos a tu caseta ya, llamaré al medico”. Yo no quería que eso pasara, quedaba poco para la gran batalla y tenía que estar presente. Intenté incorporarme de nuevo para ir a mi vivienda, pero la fiebre estaba acabando con mi equilibrio y me volví a sentar. Tony no lo dudó y me cogió en brazos. Tanto Jolu como yo eramos de poca estatura pero gran agilidad, mis otros tres amigos eran altos y fuertes, igual que Bolras. Me dejó sobre la cama y me amenazó con darme una paliza si me levantaba. “ Espera que me recupere y verás ”. Se dio la vuelta y sonrió sin dejar de llamar al médico desde la puerta. Antes que el médico vinieron Korde y Sefy preocupados por su amigo. En los últimos años nos dio tiempo de forjar nuestra amistad, la cual se convirtió en más que un lazo de sangre sin plantearlo, solo después de demostrarnos día a día, detalle a detalle que la confianza era plena. Korde y Sefy ya hicieron su guardia, eran sus horas de descanso pero aún así vinieron por si necesitaba algo, Tony regresó a su puesto. Vino el medico con Mary, la viuda de Bolras, que hacia las veces de enfermera. Le dijo a los chicos que me llevaran al lago y me pusieran en la orilla con el fin de bajar la fiebre. Limpió mi herida y sentenció que no era grave pero que tendría que estar pendiente para cambiarme el vendaje cada poco tiempo y no como la vez anterior. Una vez bajó la fiebre volví a mi cama, esta vez por mi propio pie: “ Por muy mal que esté, si vienen los soldados avisarme por favor”. “ Tranquilo lo haremos, ahora descansa.”, dijo Korde, Sefy asintió con la cabeza y me guiñó el ojo. Marcharon a sus aposentos y yo no tardé en dormirme vigilado por Mary que quedó en el cuarto conmigo. A la mañana siguiente me levanté sobresaltado, la fiebre remitió y el dolor de la herida ya no era tan fuerte. Miré a mi derecha, Mary dormía recostada en el suelo sobre unas pieles de oso. Nunca reparé en su belleza, siendo la mujer de Bolras ni se me pasó por la cabeza. Abrió los ojos de golpe y yo me asusté avergonzado por estar observándola en silencio: “ ¿Te encuentras mejor? ” “ Sí, mucho mejor, muchas gracias. ¿Cómo estas? no hemos tenido mucho tiempo para hablar sobre tu marido”. Ella me miró seria. “ No dejo de pensar en él, pero tampoco puedo dejar de luchar. Iré a por algo de desayuno”. Quizás no debí sacar ese tema, pero desde que murió Bolras, no presté la atención suficiente a su familia, y ahora me sentía mal por ello. Me vestí rápido al salir de la cama y poco después volvió Mary con unos huevos cocidos y un trozo de pan: “ Tengo que irme Ferny, luego volveré por si necesitas algo, he de ir con mi hijo, lo dejé con mis padres”. “Muchas gracias Mary, me encuentro mejor, iré a dar una vuelta a ver como están los chicos”. No quise sacar el tema otra vez, pero tenía que disculparme antes de que se fuera: “ Perdona por recordarte aquel mal momento”. Mary que ya estaba saliendo se dio la vuelta y me dedicó una sonrisa para que me sintiera mejor. “ No te preocupes”, “ Sabes que sois también mi familia y tendréis toda mi atención, nuestra atención”. “ Gracias Ferny, he de marchar ”. Me sentí extraño al verla marchar y junte mis manos sobre mi cara. “ Bolras amigo, tú sabes que perdí a mi mujer hace un par de años, disculpa por mirar a Mary como lo he hecho ahora.” Así calmé mi conciencia. “ Debe ser por la fiebre ”. “ ¿El qué? ” Abrí las manos y vi al médico entrando. “ Si has visto algo raro no te preocupes, es normal tener alucinaciones por la fiebre y la hierbas que te dí ”. Revisó mi herida y volvió a cambiar el vendaje de paños de lana de mi mano. “ Si seguimos limpiando la herida y cambiando la venda cada día no te dará problema, está mucho mejor ”. “ Iré entonces a dar un paseo ”. El médico frunció el ceño. “ Aún estás destemplado, no demores en regresar a la cama ”. “ Gracias, así lo haré ”. Caminé hacia la primera atalaya donde estaba Tony: “ ¡Tony! ¿Algo nuevo?”. “¡Un momento ya bajo!”, nada más descender por la escalera de madera puso su mano en mi frente. “¿Cómo estás? Tienes mejor cara”. “Sí, ya me encuentro mucho mejor. No hubo novedad por lo que veo”. “ No, tranquilo ni una señal de los soldados ” .“ Venga Tony ya que estás abajo vamos a despertar a estos y a tomar algo”. Tony se rió y me cogió de nuevo en brazos: “ Yo te llevo, pobre enfermo”. “ Me parece bien, insignificante vasallo ”. Me soltó de golpe en el suelo y entonces me reí yo: “ No te callas ni enfermo”. Reímos los dos. Fuimos a por nuestros amigos, de camino nos cruzamos con Mary y su hijo. Al pasar a nuestro lado saludamos cordialmente, como siempre, pero no pude quitar mi mirada de su rostro. Ella no reparó en ese detalle pero Tony sí. “ Me parece bien ”. “ No te entiendo ”. “ Venga Ferny, desde que murió Fina no te he visto mirar a una mujer de esa manera, y sinceramente me parece genial que te fijes en Mary.” Agaché la cabeza: “ No es momento para esto, hay cosas más importante de las que preocuparse ahora”. Seguimos caminando hacia la cantina donde ya se encontraban Korde y Sefy, y le pedí que no les hablara del tema. Tomamos unos licores y nos reímos como siempre hacemos, más bien como hacía semanas que no. “ Hay que seguir esperando chicos, la batalla se demora ”. Fui de nuevo a casa, me tocaba revisión y limpieza de la herida. Esperaba encontrar al médico, pero estaba Mary. Se me encogió el estomago de nuevo, pensar que mi coraje me lleva a enfrentarme con un ejército, y me da miedo ella. Durante la cura no la miré a la cara, no quería que se diera cuenta igual que Tony. Estuvimos sin mediar palabra alguna hasta que terminamos. “ Bien, ya hemos terminado”. Cogió mi cabeza con ambas manos y puso sus labios sobre mi frente.”: Aún estas caliente, tienes que quedarte en cama para recuperarte cuanto antes, yo te cuidaré ”. El cuerpo se me estremeció al sentir sus labios. Me metí en la cama obediente y alucinado por lo que mi cuerpo sentía. Ella se marchó y yo soñé con ella.

Él o yo.

“Tienes que elegir, o él o yo”. Fue el final de la conversación, y el principio de mi reflexión. Me lo pensé por mi pareja, por todo lo andado, por lo vivido en común, aunque de antemano ya sabía lo que quería. Pensé en los pros y en los contras, pensé también en lo que cada uno de ellos me aportaba. Salí de casa a dar un paseo, para aclarar las ideas. No me había planteado nunca esta situación. Por mi cabeza no pasó nunca decidir entre ellos, pero ya no había opción, así lo quiso él. Fran es mi pareja de hace cinco años y no pensé nunca que la aparición de Ton provocaría esto. Fran es un gran amante y fiel compañero, pero en los últimos meses discutimos mucho, cada vez perdiendo más el respeto y por las cosas mas tontas. Yo se que me quiere, pero la situación es insostenible. Ton es diferente, siempre, en todo momento me demuestra su cariño y esto seguro de que no discutiremos nunca y que me seguirá a donde sea. Tras unos cigarrillos volví a casa. “Fran, tu me lo has planteado y yo he decidido. Me voy con Ton”. “¡Como puedes acabar con nuestra relación por esto! ¿De verdad me dejas?”. “Tu eres quien no puede convivir con ello”. Fran lanzo el vaso que tenia en la mano contra la pared y salió a la calle dando un gran portazo. Yo hice una pequeña maleta con lo necesario para no pasar ni una noche más allí, ya recogería el resto otro día cuando todo este más tranquilo. Le puse la correa Ton y nos fuimos de aquella casa para empezar una nueva vida juntos.

La vida entera

(Petición de Felipe Pelaez con las palabras clave vodka, nieve y mar) Hacía un par de horas que se recreaba mirando cómo el mar jugaba con la playa. Lo hacían con un palo, se lo pasaban de uno a otro y él sonreía. En ese par de horas le dio tiempo de llorar y de reír, de indignarse y maldecir. Los dos últimos años marcaron su vida, conoció a la mujer mas maravillosa del mundo y se enamoró con locura e irracionalmente. Fue perfecto hasta que supo de una infidelidad. Ahora se encontraba en la playa, junto a su pena y una botella de vodka, rememorando cada instante que pasó con ella, como si antes de aquello su vida hubiera estado vacía. Supo en su derroche de sentimientos y acciones que moriría por ella, que lo daría todo, sus posesiones, sus ilusiones y proyectos; su vida entera. Terminó la botella de un trago y la lanzó a la orilla. El mar empezó a jugar con ella y él sonrió de nuevo, mientras unas lágrimas mojaban su mejilla hasta detenerse en sus labios. Se quitó el gorro y la bufanda, tiró sobre la nieve el abrigo y descalzó sus pies para sentir por última vez el frío intenso y la textura áspera de la arena helada. Recogió del suelo el cuerpo ensangrentado de su amor y caminó hacia el agua con ella en brazos, compartiendo sus lágrimas con los inertes y amoratados labios de ella. No hubo más vida después, lo sabía, lo supo desde que la conoció. Luego la playa y el mar jugaron con ellos.

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