Bolras Cap. 20º

Tardé en conciliar el sueño y de liviano por la tensión, me despertaron los primeros tambores y cornetas del ejercito llamando a filas a los soldados. Cuando me acosté aún se escuchaban los martillos de los carpinteros que estaban preparando las estructuras. “ Parece que ya terminaron. Si ellos se preparan nosotros debemos hacerlo también “. Me incorporé despacio por mis dolores y me acerqué a la puerta. Apenas había dormido un par de horas. Era plena madrugada y el ajetreo en el poblado ya era grande. A lo lejos vi a Virgy que se acercaba. Nos saludamos con un beso. “ ¿Por que quitaste la guardia de la cueva? Explícamelo por favor “. Estaba preocupada de verdad. “ Allí viven los magos, no dejarán que entren. Tranquila, ya me lo dijeron “. El rosto le cambió pero solo un poco. Yo sabía que confiaba en mi, pero sus hijas eran el combustible de su inconformismo. “ No quiero perderos. Nunca os pondría en peligro “. Nos dimos otros leve beso. “ Me tengo que ir, suerte “. “ La tendremos “. Por allí pasaban Sefy y Korde que también se despertaron con el concierto. “ Hola chicos “. Korde: “ Hay que preparase, ya no queda nada “. “ Quiero hablar con todos. Por favor decidles que vengan a la plaza “. Sabía que no atacarían hasta que el sol empezara a aportar su luz a la batalla. Sefy: “ Voy a avisarles “. Korde me ayudó a llegar al centro y subirme en el pozo. Luego se fue a ayudar a su hermano a llamar a la gente. Permanecí sentado sobre las piedras mientras la plaza se iba llenando. Todos me saludaban y esperaban pacientemente que llegara el resto. Cuando vinieron todos menos los que estaban de guardia, pedí a Korde y Sefy que me ayudaran a incorporarme. Pude ponerme de pie sujeto de ambas caderas por mis compañeros y apoyado en el bastón. Mire a mi alrededor y seguí viendo las caras de convencimiento en la gente. No me costaría mucho alentarles. “ ¡ Amigos, paisanos, hermanos, ciudadanos de Bolras, hijos de Goday. Hoy afrontaremos la batalla. No una cualquiera, si no en la que nos jugamos nuestra libertad e identidad. Hoy se pondrá en juego el orgullo de generaciones enteras de antepasados que vivieron en estas tierras desde que los hombres recuerdan. Hoy les tenemos que agradecer estar aquí defendiéndolo ! “. Tuve que parar un momento ante los vítores de mis compañeros. “ ¡ Pensad que si ganamos esta batalla todo el norte del territorio será libre. Este es el primer paso para la libretad total de nuestro pueblo ! ¡ Por Goday ! “ Todos repitieron. “ Por Bolras, por la libertad “. Todos secundaron mis palabras y alzaron sus armas. “ ¡ Desearía agradecer en nombre de Bolras a los soldados que han sido fieles a su sangre. En cuanto termine la batalla podréis poner a salvo a vuestras familias tras nuestras murallas si os fuera necesario “. Ivan se acercó a mi posición y se giró hacia el gentío. “ ¡ Creo que hablo en nombre de todos mis compañeros ! “ El resto de soldados asintió. “ ¡ Gracias a vosotros por hacer factible nuestro sueño ! “. Con la ayuda de Korde y Sefy bajé del pozo y me fundí en un abrazo con Ivan. El estruendo eufórico de los allí reunidos sonó más fuerte que los tambores enemigos. Notamos que pararon un momento, seguramente su general quería escuchar. Otros puntos más para la batalla, ya sabían que estábamos unidos y listos. Aunque tuviéramos que esperar aún unas horas, preferimos posicionarnos ya para el combate. Iba a ser una tarea difícil subirme a la atalaya pero con paciencia y algunos dolores pude subir. Tony esperaba en la base por si llegaban con la brea. Recordé otro de los mensajes de los magos. “ ¡ Tony, Dile a Jun que te de los paquetes de Doly “. Tony me hizo un gesto con la mano y fue a por ellos. Desde mi posición en la atalaya, podía ver las rocas que por todo el llano sobresalían. Si la brea no llegaba a tiempo podría atar los paquetes a las flechas y lanzarlos contra ellas cuando las estructuras pasaran cerca. La explosión les haría salir por los aires. Más que la brea echaba de menos las habilidades de Miry y Jolu en batalla. “ Espero que vuelvan a tiempo “. El soniquete repetitivo que salía del campamento enemigo cambió. Ahora solo se oía unos tambores con un golpeo matemático y amenazante. En cuanto la luz se hiciera atacarían. Tony regresó con los paquetes y me los echo en la cesta que tenían las atalayas para abastecer a la guardia de cualquier necesidad. “ Tony, deja a alguien que nos mande brea cuando llegue y sube ya. Tengo que explicarte como lo haremos “. Habló con uno de los que guardaban el portalón y subió conmigo. Le expliqué lo que haríamos con los paquetes y preparó las flechas ya que yo era incapaz de atar nada. Tony era el mejor arquero que teníamos y si alguien tenía que realizar esa tarea era el. Las estrellas poco a poco dejaban de verse acercando nuestro juicio final a su principio. Por el paso de montaña vimos unas sombras que se acercaban. Aún nos quedaba tiempo para distribuir el combustible por los arqueros de la muralla central. Tony y yo ya teníamos todo listo. Sefy y Korde no paraban de alentar a todo el mundo con arengas que creaban en la gente anhelo de libertad. Miré hacia el lago y la cascada. Volví a pensar en mi familia y no se si por el momento, pero sentí que quería a las niñas y amaba a Virgy. Con mi arco en el artilugio, tensaba una y otra vez la cuerda. No comprobaba nada, solo estaba nervioso. Vi como nuestros expedicionarios repartían la brea por todos los puestos. Todos los guerreros estaban aquí. Lo siguiente que recordaré será nuestra última oportunidad. Si vivo para hacerlo.

Diferencias

(Petición de Coro con las palabras clave: Indígena, hijas y amor. Anímate y dame más jeje espero que te guste.) Después de tantos años hincando los codos en la mesa para convertirse en lo que quería. Después de años ayudando a la familia en al campo. Después de tener que soportar la más que nombrada crisis por los políticos, sin ningún trabajo que encontrar. Después de todos esos esfuerzos, la ilusión en forma de carta llegó a su casa. Un puesto de trabajo, por fin en lo que dominaba. El único escollo era la distancia. Tendría que estar en la otra punta del mundo, en unas tierras desconocidas para ella. La necesidad y ansia de aprender, también la de salir de allí, le hicieron organizarlo todo. Lo primero era contactar con ellos para mostrarles su aprobación a las condiciones. Pasó los exámenes médicos necesarios y compró los billetes. No pensó en la diferencia cultural y física, solo pensó en su trabajo y desarrollo personal. Estuvo durante los primeros meses solo pensando en sus padres y hermanos. Su timidez reprochada le hacía retraída laboral y socialmente. Eso le trajo una soledad no querida y despreciada. “ Solo yo puedo salir de mi burbuja “. Haciendo un gran esfuerzo empezó a quedar con compañeras del trabajo. Alguna vez con compañeros, pero el tipo de amistad que le ofrecieron no era lo que necesitaba. Otros meses después su vida social y laboral mejoró ostensiblemente. Dentro de su equilibrio entró un apuesto hombre de inteligencia adorable. Un hombre del cual aprendió a amar y demostró amarla, respetarla e incluso adorarla. Era un indígena, uno de allí. Un hombre bello, pero que en su arraigada familia no sabía como caería. Los años pasaron y los aprovechó para ir demostrando todas las virtudes de su hombre a su familia. Lo hacía por teléfono ya que aún no regreso a visitarles. Hubo una unión sin escritos. Hubo amor sin firmas ni celebraciones y dos niñas preciosas que albergaban lo mas hermoso de sus padres. Se tornó el momento de regresar. La familia entera hizo las maletas y partieron a la tierra materna para conocer. El recibimiento fue un poco frío, por las evidentes diferencias étnicas de marido e hijos. Ella se los presentó con orgullo y una gran sonrisa y ellos sintieron su felicidad. Aceptaron sin remilgos a los nuevos miembros de la familia y organizaron una boda tradicional. “Padre. Gracias por ser tan compresivos, de verdad que nos amamos “. “ Te sale la felicidad por los poros, cómo no voy a entenderlo “. Allí en la boda, la cual estaría precedida de un gran banquete, el padre acompañado de su hija soltó una carcajada. “ ¿De qué te ríes? “. El padre miró hacia su marido e hijos y se volvió a reír. Iban vestidos de gala, como manda la tradición. “ Pues yo no los veo tan mal. Yo creo que están muy guapos “. “ Porque son tu familia. Mira como les queda el taparrabos con esa piel tan pálida “. Siempre lo digo. No todo es lo que parece.

Bolras Cap. 19º

Estuvimos un buen rato observando como los niños jugaban en la orilla. Como la cascada levantaba nuestro arcoiris particular. Como las olas que esta provocaba en el lago golpeaban contra las rocas y la playa. La montaña se erigía imponente en la otra orilla, con unas leves nubes de velo. Miré a mi izquierda como final de mi recorrido y vi los rápidos que daban paso al río. No los veía desde mi posición, pero si el agua que salia despedida tras golpear contra las rocas. Más allá el bosque y un poco más el rostro de Virgy. “ ¿Que te pasa Ferny? “ Recordé un pequeño claro antes de los rápidos y lo que pensé cuando lo vi por primera vez. Era el sitio perfecto para tener una cabaña con un embarcadero. Eso fue lo que nublo mi mente. “ Rápido, tengo que hablar con los chicos “. Ya reunidos en la trasera de la cantina lo debatimos. Tomé la palabra para explicarles lo que descubrí. “Ya sé porque tardan tanto los soldados del Conde. ¿ Recordáis el claro antes de los rápidos ? Estoy seguro que nos atacaran por el lago también, con barcas. Tenemos que dejar guardia en el lago y en la cascada “. Korde: “ Eso debilitará la defensa del muro, espero que estés realmente seguro “. Tony: “Yo creo que tienes razón. Conozco ese lugar y es el sitio perfecto para hacerlo. Además como dices eso explica la tardanza. Dejamos de atacarles hace un día y no estaban tan lejos “. Nos quedó claro que el ataque por el lago llegaría y yo volví a recordar las palabras de Alexauron. Cuando decidimos quienes protegerían la retaguardia se las repetí. “Recordad, si el lago se calla corred y alejaros de él “. Habiendo organizado de nuevo las defensas, el ejercito del Conde ya empezaba a asomar por el paso de Aguas de Goday. Otra oleada de soldados con pañuelos verdes llegó hasta la puerta. Treinta hombres más que fueron recibidos con euforia por todos. Nos contaron que los oficiales empezaron a investigar lo de los pañuelos y muchos tuvieron que quemarlos ya que a los que descubrieron los ejecutaron. Aunque no estuvieran aquí sabíamos que aún teníamos a nuestros paisanos de nuestro lado. Otro punto más de moral. No había llegado el ocaso y postrado en mi silla de la cantina, veía salir y entrar a los habitantes de Bolras. Les salía la tensión por los gestos y las expresiones. Imaginaban una y otra vez como sería la batalla y como actuarían en diferentes situaciones. Yo no hacía más que observarles y congratularme, todo esto fue un sueño de diez familias exiliadas y ahora se había convertido en la ilusión de todo un pueblo. En mi dicha tuve otro de los ya habituales mensajes telepáticos de los magos. Doly: “ ¡ No queremos armas aquí ! “. Alexauron: “ No harán falta “. Sefy estaba muy cerca con Say y les llamé. “Hay que quitar la guardia de la cueva “. Say “ Después de lo que nos has dicho del ataque por el lago. Es una locura “. “ Confiar en mí. Se lo que os digo “. Sefy: “ ¿Vas tu? “. Say hincho el pecho. Aun que nunca tuvo protagonismo en la escala de mando de Bolras lo haría con seguridad. Tenía carácter de sobra y un as en la manga. “ Si no me hacen caso les diré que vendrás tu. Saldrán seguro “. Los tres reímos y Say marchó. “ Sefy, ponlos donde más falta haga “. “Claro. ¿ Como te encuentras? “ Puse un gesto que ni yo sabría decir que significaba. “ Raro, me encuentro raro “. Sefy me miró a los ojos y se sinceró. “ A mi Bolras me a cambiado la vida, no solo a mi a todos los que aquí estamos. No me vale vivir si no sigo siendo quién soy ahora “. “ Lo sé Sefy, lo conseguiremos “. “Claro que si cachorro, ya verás “. Luego me atusó el pelo y se marchó. Desde que adoptó aquellas dos crías de lobo, no hacía más que llamarle a todo el mundo así. Bueno, eso por lo menos le hacía más tierno en su rudeza. El sol comenzaba a caer y las antorchas ya estaban encendidas. Miry entró por la puerta con el resto del consejo. “ ¿ Donde estuviste ? Te echaba de menos “. Fue Bordeando el bosque hasta las cabañas de los oficiales. “Estaban demasiado protegidos. Si no alguno hubiera ciado. Lo importante es que ya sé como son las estructuras, aunque es lo único que pude averiguar. Son Como caparazones de tortuga. Dentro en el centro irán los arietes y a los lados los sujetan soldados de infantería. Se protegen de las flechas, incluso de las espadas. Nunca vi una ingeniería igual. No hay más tipos diferentes de estructuras, no consideran que nuestro muro requiera más “. Todos quedamos en silencio unos segundos, pensado qué aportar a lo ya dicho. Sefy: “ Fuego, solo se me ocurre eso “. No encontramos otra solución. ¿ Como hacer que las flechas en su vuelo mantuvieran el fuego encendido ? Brea, todo pasaba por ir al otro lado de la montaña a por brea. Esto estaba al norte precisamente por el paso de montaña, que ahora se encontraba taponado por rocas, metal y cuerpos en descomposición. Estaba claro que esta misión estaba destinada a Miry, Jolu y un par de chicos más que compartían su habilidad en la montaña. Marcharon casi al momento. Con el sol agonizando en naranjas y rojos se perdieron dando saltos entre las rocas. ¿ Cómo no pensamos antes en eso ? El resto tomo sus puestos de guardia o se fue a dormir con sus armas. Mañana seguramente el orgullo de Bolras se pondrá en juego. Ayudado por Miner que también iba a dormir, fui a casa. “ Puede que sea nuestra última noche. Quédate conmigo “. “ Si no estuvieras lisiado seguro “. Los dos echamos a reír y se marchó. Virgy y las niñas hoy dormían en casa de su hermano que se encontraba más cerca de la cascada. Me quedé tumbado, pero no tenía nada de sueño. Todo me daba vueltas en la cabeza sin dejarme un respiro. Intenté por un momento pensar en otras cosas y me acordé de Fina, pero también vi a mi familia actual y me sentí feliz. “ Duérmete ya que mañana hay que estar despierto “.

Ansia de libertad

(Petición de María con las palabras clave: Podemos, ser, personas: Me da a mi que no es lo que esperabas, pero siempre dejo a mi imaginación que me guíe cuando escribo. Aún así creo que te gustará. Un beso guapa.) Era el último intento para demostrarlo. Seguían avanzando por aquel estrecho pasillo esperando una señal que les indicara donde estaba la salida. Eran tres personas buscando serlo, en un reto sin sentido e impuesto. Entre la oscuridad casi plena tenían que palpar las paredes en busca de una señal. Uno de ellos tocó algo que parecía una pequeña ventana, mimetizada en la pared y solo palpable por la junta de apertura. " Un momento he encontrado algo ". Con las dos manos intentó encontrar un tirador para abrirla. Localizó un pequeño hueco en forma de media luna he introdujo los dedos. Abrió la pequeña compuerta y sonó algo parecido a un soplido. Un dardo fluorescente se le clavó en el pecho y cayó al suelo fulminado. Los compañeros dieron un paso atrás, pero se acercaron de nuevo al hueco en busca de alguna pista, sin prestar atención al compañero herido y tomando precauciones. Una pequeña luz al fondo dejaba ver una llave y pensaron que con ella podrían salir de allí. El compañero arponeado se incorporó, pero estaba totalmente drogado. " Mete la mano ahí y coge la llave ". Le dijeron. Este metió la mano y la sacó sin recibir más daño. Los otros dos se apresuraron a quitársela forcejeando entre ellos incluso. "Vale tranquilicémonos. Tenemos que estar juntos y así podremos salir “. Fueron condenados hace tiempo por diferentes delitos de sangre y se les había dado esta oportunidad de recuperar su libertad. En realidad les dijeron que si eran personas encontrarían la salida y serían liberados. " ¿A este nos lo llevamos no? ". " Si, nos será de utilidad si hay mas trampas ". Rieron los dos y el pobre drogado también, simplemente secundándolos. Ahora tenían que encontrar la puerta que abriría aquella llave. Al fondo del pasillo por el cual difícilmente pasaban dos personas en paralelo, doblaba una esquina que dejaba intuir una luz al fondo del otro tramo. Aceleraron el paso para vislumbrar el origen de dicha luz. Al girar la esquina vieron a unos metros una pequeña bombilla que colgaba de un cable sobre el marco de una puerta. Sus miradas se dirigieron directamente al pomo buscando bajo él la cerradura. “ ¡Ahí está, vamos intenta abrirla! “. Le puso la llave en la mano al ente. “ Ábrela “. Obediente la introdujo en la cerradura y la giró. Pero no escucharon ningún pestillo moverse. El más alto apartó al pobre chico de un empujón e intentó de nuevo abrirla, pero giraba nervioso y repetidas veces sin conseguir nada. “ Es como si estuviera vacío “. El otro se fijo en una pequeña escritura grabada en la puerta de madera. “ Tres son las llaves que abren esta puerta. Un giro, una llave. “ Estaba claro que se dejaron atrás alguna otra ventana. El alto cogió del brazo al drogado. “ Yo iré por aquí, si necesitas a este avísame “. El otro mostró su dedo pulgar como aprobación. Pasados unos minutos el alto sintió con sus dedos otra junta. “ Aquí está la segunda “. Ordenó al cuerpo sin mente que lo abriera. Otro dardo fluorescente se clavo a pocos centímetros del anterior que aún seguía allí. El chico esta vez no cayó, se tambaleo y agitó su cabeza. El alto metió su mano derecha y sacó la llave, luego la sumo a la otra en su izquierda. Siguieron unos minutos más pasando sus dedos sobre las paredes del pasillo que daba la vuelta formando un cuadrado. Ya no se acordaban si fueron por la parte interior o exterior, si tu por aquí y yo por allí, les estaba resultando eterna la búsqueda de la tercera. Fueron tenaces pensando en la recompensa mientras la cara del drogado se tornaba poco a poco en tenebrosa. De repente lucía unas enormes ojeras moradas y su piel palideció, parecía estar cerca de la muerte. “ Espero que aguante para la última “. Los dos se echaron a reír y el pálido les secundo con una carcajada a lo película de miedo, profunda y desganada. Se organizaron mejor y se propusieron invertir el tiempo necesario para encontrarla, pero no tardaron mucho en hacerlo. Se encontraba justo al lado del lugar por donde entraron. Llamaron al obediente y al abrir la puerta otro dardo se clavo preciso, como para desprender el primero que cayó al suelo. Este solo dio un paso atrás y los ojos se le pusieron en blanco. Los otros dos no vieron esta expresión. Se apresuraron en sacar la llave y corrieron hacia la puerta. Buscaron la combinación sin mucho esfuerzo y empezaron a girar consecutivamente las llaves en el cerrojo. El primer pestillo pesó al girar y sonó con fuerza. El segundo fue más sordo y ligero. La ansiedad subía por momentos. Para el tercero uso las dos manos y vino acompañado de un pinchazo fluorescente en la nuca que les hizo caer al suelo. El pinchazo les provocó espasmos que les hacían golpear sus extremidades y cabeza, contra paredes, suelo y puerta. Al estar boca abajo su nariz, mandíbula y pómulos quebraron empezando a teñir el suelo de color bermellón. El drogado observó toda la escena desde la misma posición desde la que ejecutó aquel acto. Al poco rato dejaron de moverse o de nadar. La puerta se abrió y el ente levantó la cabeza. Un dardo fluorescente se clavo entre sus ojos haciéndole repetir la escena anterior. Fueron unos interesantes experimentos que ayudaron a descubrir algunos efectos de ciertas drogas en situaciones extremas y un magnífico estudio psicológico de las reacciones de los individuos en dichas situaciones. Al fin y al cabo cumplieron su condena. ( Esto no es apología de nada. Si fuera algo sería una condena a la pena de muerte. Es un cuento, un poco bestia, pero un cuento. )

Circunstancias

(Petición de MS con las palabras clave. Orilla, fugaz y clandestino. Espero que este a tu altura. Un ave maria por un colega de verdad. Te quiero mucho bicho.) Aparcó el coche junto a la entrada de la playa. Estaba todo el aparcamiento vacío, excepto por un deportivo. Se ve que llevaba varios días allí ya que se encontraba cubierto de nieve. Pensó simplemente en que al dueño se le habría averiado. Era pleno invierno y en esa época siempre encontraba la playa vacía. A él le daba igual, pescaba igualmente en invierno que en verano. Aunque comía todo lo que pescaba en realidad lo hacía por afición, disfrutaba de ello. Recogió su mochila, su caña y se dirigió a la roca desde la que le gustaba lanzar el anzuelo. Aunque cambiaba de cala continuamente las conocía todas bien y tenía sus lugares especiales para pescar. Soltó la mochila y apoyó la caña en un hueco de la roca. Preparó una pequeña red con unas cabezas de pescado unidas con unos imperdibles de gran tamaño. Con ella atrapaba pequeños cangrejos y camarones que luego usaba como cebo. Echó la red y sacó una botella de ron vertiendo una pequeña cantidad en un vaso. También guardaba en su mochila un refresco de limón con el que completó la bebida. Lió un cigarrillo y se quedó mirando como rompían las olas contra las rocas, haciendo tiempo para que el pescado atrajera algo para poner en el anzuelo. Giró su cabeza hacia la playa. La nieve cubría todo hasta donde el mar alcanzaba y la orilla estaba llena de todo tipo de desechos que trajo el último temporal. Cuando su mirada regresaba hacia la red, fugazmente reconoció un bulto extraño y de nuevo miró. Varios segundos y un par de caladas el cigarro fue lo que tardó en levantarse a curiosear. Según se acercaba, mientras esquivaba algas, ramas y alguna que otro deshecho humano, se dio cuenta de que no era uno si no dos bultos y parecían personas. Aceleró el paso y cuando estuvo seguro de que lo eran echó a correr. Cuando llegó, reconoció una mujer y un hombre. No cabía duda de que ambos estaban muertos y también que no murieron ahogados los dos. La mujer tenía la ropa ensangrentada y el hombre se hallaba descalzo y en camiseta. Cerca de allí vio sobre el suelo varias prendas de abrigo casi tapadas por la nieve. No quiso tocar nada y corrió a la mochila a por su teléfono para avisar a la policía. La caña estaba caída en el suelo y tanto el vaso como la botella estaban a pocos metros flotando en al mar. Las olas cogieron fuerza y seguramente una de ellas se llevo todo. No era capaz de encontrar la mochila para poder avisar a la policía hasta que otra ola de gran tamaño le hizo tambalear y le empapó. Cuando sacudió su cabeza la vio junto a la roca flotando a pocos centímetros de la red, pero otra ola le hizo saltar de la roca a la arena para evitar mojarse más. Vio la botella aún con licor junto a la orilla, sonrió al ver que la playa y el mar jugaban con ella. Volvió a subirse a la roca pensando que al recoger la red levantaría la mochila. No sabía si el teléfono aún funcionaria, pero pensó que avisar a la policía tampoco sería inteligente ya que en invierno nunca renovaba la licencia de pesca y eso le convertía en clandestino. Las licencias en aquella región eran trimestrales y justo era el momento en el que se ahorraba un dinero aprovechando la poca presencia de gente y agentes en aquellas remotas playas. Tenía que sacar la red y la mochila de allí, había dos cadáveres en la arena y no sería inteligente dejar por la zona nada que le identificara. Volvió a subirse a la roca y se apresuró a desatar la cuerda que sujetaba la red. Antes de sacarla del agua la dirigió hacia la mochila para intentar atraparla con ella. Pudo ponerla bajo la mochila pero otra ola le volvió a empapar. El macuto estaba encajonado en una esquina y eso hizo que no se fuera con el mar en su retorno. Se apresuró a intentarlo otra vez y consiguió engancharla. Tuvo que usar mucha fuerza ya que esta pesaba cuatro veces más y se iba enganchando en los salientes. Otra ola llegó y esta vez aguantó la envestida para no soltar la cuerda. Casi no podía ver nada por el agua salada que escurría por su pelo hasta sus ojos, pero siguió tirando. Cuando consiguió abrirlos de nuevo vio que apenas le quedaba un metro para recuperarla y también vio otra enorme ola que iba directa hacia el. Puso todo el cuerpo en tensión para aguantar la envestida. No solo le golpeó lo ola, si no que esta trajo algo con ella que le golpeo en la espinilla partiéndole el hueso. Calló gritando de dolor y completamente helado. Pudo ver que la causa fue una botella vacía de vodka que se quedo tras el golpe sobre la roca, junto a su caña. Intentó ponerse en pie pero tuvo que arrojare al suelo de nuevo. Empezó a arrastrare por la arena intentando alcanzar el aparcamiento, sobre la nieve y la arena congelada. Si por lo menos llegaba al coche podría calentarse. La zona en esta época estaba desierta y no disponía de su teléfono para pedir auxilio. Siguió arrastrándose hasta que sus músculos se engarrotaron y quedó tendido a pocos metros de los cadáveres. Unos días después una patrulla de policía pasó por el lugar y al ver los coches abandonados bajaron a la playa a inspeccionar. Al día siguiente en los periódicos locales salió la noticia. “ Una orgía de sexo y alcohol en una cala abandonada dejó tres muertos. Una mujer acuchillada y dos hombres, uno de ellos con múltiples golpes y otro ahogado. La policía sospecha que alguien más pudo participar en la matanza “. Su entierro desierto de pena y colmado de rabia por su mujer e hijos que no daban crédito a lo ocurrido, ellos le creían cuando les decía que iba a pescar.

Amor sincero

(Petición de Irina con las palabras clave: Caballo, corazón y viento. La verdad es de los que más me gustan hasta ahora, así que espero que a ti también. Un fuerte abrazo para alguien imprescindible en nuestros días.) Todas las tardes al salir de trabajar iba con un par de compañeros a tomar una cerveza. Pasaban un rato entre risas provocadas por las anécdotas de la tarea diaria, algunos comentarios sobre los compañeros y otras conversaciones con temas como fútbol, política, etc. Un día al salir de aquel bar, vio como la chica con la que hace unos días compartía miradas, salía tras ellos. Volvieron a compartir una mirada y una sonrisa cuando pasó al lado. El cuerpo se le estremeció al pensar lo bella que era y la complicidad silenciosa que compartían. Ese día no atendió a la despedida que siempre se daban en la entrada. Se quedó mirando como se alejaba y entraba en un picadero cercano. Tras la despedida, sus compañeros arrancaron sus coches y se alejaron. Él no lo arrancó, espero que se alejaran y se acercó hasta la cerca de las cuadras. Apoyó sus brazos y su barbilla en ella y miró como aquella chica cabalgaba en un hermoso caballo. Se quedó absorto al ver su pelo rojizo movido por el viento y la maestría con la que manejaba el animal. En su trance la chica pasó junto a él y paró: “ ¿Te gusta montar? ", él agitó la cabeza. “Sí, de pequeño montaba, me gustan los caballos ". Ella arreó la montura y mientras se alejaba: “ Si vinieras de vez en cuando podríamos montar juntos ". Él sonrió y le despidió con la mano. Fue a su casa con el pensamiento de acercarse a ella por medio de retomar una antigua afición. Al día siguiente, el mismo ritual, pero con final diferente. Le dijo a sus compañeros que se iba a montar tras su charla diaria y les contó su afición del pasado. Ellos le felicitaron no solo por recuperarla si no porque así haría algo de ejercicio, que le venía haciendo falta. Como todos los días se despidieron en la puerta, pero él no se marchó. Cogió de su coche una mochila con el atuendo adecuado, recién comprado. Habló con la encargada y tras el pago de unas cuotas le ofrecieron una yegua para montar. Él no tenía aún montura propia lo que le supuso un extra que pagar, le dio igual. Vivía solo en un apartamento y ganaba un buen dinero en su trabajo, ya era hora de que lo invirtiera en algo y porque no, en el amor. Se cambió y el mozo le llevó hasta su nueva compañera de andanzas. Era un animal dócil, inteligente y pacífico. Andaba ya dando unas vueltas en una de las zonas valladas cuando vio entrar a la chica en el recinto. Él se detuvo y la esperó: “ Buenas tardes “ , “ Buenas tardes, me llamo Laura “, “ Yo Gabriel, encantado ". Mientras trotaban charlaron de todo tipo de cosas menos de porque se dedicaban esas miradas y cual era el nivel de atracción que se procesaban. Así pasaron un par de semanas hasta que nuestro tímido y ya más que enamorado protagonista le invitó a salir. Ella aceptó sin pensarlo y él se sintió el hombre más feliz del mundo. Fueron a cenar y luego a tomar unas copas. Le acompañó a casa con sinceridad y sin ninguna pretensión, aunque lo deseara. Ella le sugirió tomar la última. Habría que pasar despacio y sin hacer ruido hasta su cuarto, ya que aún vivía con sus padres a pesar de sus cerca de treinta años. Él esperó pacientemente a que con sigilo consiguiera algo de licor y refresco para continuar la noche. Él siguió siendo simpático y ocurrente, con algún toque de piropo y alago. Ella rió y se divirtió como nunca y pasada una hora le miró con deseo. Él resopló obligado por su estomago contraído y ella se mordió el labio. Tras unas primeras escaramuzas decidieron vestirse de nuevo e ir a casa de Gabriel, donde podrían hacer ruido. La noche pasó entre el deseo y el anhelo compensado. Pasó el fin de semana con ella en su casa. Solo fueron por algo de ropa y accesorios a casa de los padres. Solo se molestaron en ir a por alcohol y coger el teléfono para solicitar comida a domicilio. Amor y pasión al máximo de su expresión, ayudado por la afinidad y complicidad que se profesaban. Pasaron varios meses y él sugirió la posibilidad de que fuera a vivir con él, recibió peros. Gabriel lo entendió, era demasiado pronto para tomar tal decisión. Su corazón enamorado era capaz de esperar hasta el final por disfrutar de su amada, no solo de algún fin de semana. Una mala noticia acompañó esos momentos colmados de felicidad. Su padre murió y acompañándole en el sentimiento, Laura le despidió en el aeropuerto. Eran momentos de gran dolor con su familia que paliaba con el recuerdo de ella. Pasadas dos semanas, después de arreglar todo con su madre y hermanos regresó. Fue directo al picadero nada más dejar las maletas en casa. Eran como las diez de las mañana y aunque sabía que Laura iba por las tardes, la imagen de aquel lugar y sus recuerdos le podrían sacar un poco de la tristeza que le inundaba. Todos los caballos de los jinetes que iban por la tarde se encontraban en el cercado. El apoyó sus brazos y su barbilla y se quedó mirando la hermosa escena, corrían y jugaban entre relinchos y brincos. Vio entre aquel cuadro una pareja que se besaba en la entrada de las cuadras. Reconoció a Laura con un joven regalándose cariño. La expresión le cambió y un gesto de rabia le infundía un efímero deseo de matar, pero se echó a llorar. Con su frente sobre la madera las lágrimas caían sobre la arena. Su carácter reflexivo le hizo calmarse y buscar un desenlace. Tendría que pedirle explicaciones, por lo menos para saber qué pasó. Dejaría de inmediato de montar, por lo menos allí. Sintió unos pasos que se acercaban y al levantar la cabeza vio un pelo negro y brillante que movía el viento. Ella se acercó hasta su altura y se arrimó a su brazo, él sonrió. Gabriel dejó de ir a aquel picadero. Sacó todos sus ahorros y se compró a aquella yegua negra, dócil e inteligente que le mostró su amor sincero.

Bolras Cap. 18º

*Estuvimos otro rato buscando la manera de mejorar el artilugio. Entraron Say y Silvy con otras diez mujeres. Llevaban todas sus espadas y arcos, también vestían petos de cuero. Les saludé: “ ¿Listas para la batalla? ” Say: “ Ya lo ves Ferny, venimos a reponer fuerzas, nos toca guardia ". El rato que Tony y yo buscábamos mejoras para el invento de Lydi, el matrimonio y Miner estuvieron en la cocina preparando los alimentos para el cambio de guardia. Tony se levantó y se puso en medio de las mesas que ocupaban las mujeres: “ Solo deciros que estamos orgullosos de vosotras, ¡Por Bolras! ¡Por Goday! , levantaron las armas y lo repitieron un par de veces. Tony regresó a nuestra mesa, “ Bien hecho Tony ". A todos los soldados antes de la batalla intentábamos aumentarles el coraje, ellas no serían menos. Tony: “ Ahora todos somos soldados de Bolras, incluso los que defienden a nuestros niños en la cascada ". Eso me hizo pensar en mi familia. Silvy y Say estaban sentadas junto a nuestra mesa. “ Chicas, ¿Quién se queda al final en la cascada? “ Say: “Se quedarán Virgy y su cuñada, un par de mujeres más y los heridos. También los ancianos que no pueden disparar una flecha. “ Esbocé un gesto triste, quería despedirme de ellas de verdad, porque igual no las volvería a ver. Sé que estarán bien. Los magos no dejarán que ocurra una masacre en su propia casa. Silvy: “ Ya estamos listos para la batalla " Miner y Jun salieron de la cocina con pescado asado y unas verduras cocidas. Lydi salió detrás de ellos y al igual que Tony animó a los soldados pero de mesa en mesa. Les provocaba las risas con frases como “ Si no lucháis como hombres os escupiré en la comida ” y otras ocurrencias absurdas más. Aquí todos trabajábamos para que esto fuera posible. Unos minutos después se empezó a escuchar unos gritos como si los soldados estuvieran cargando. El nerviosismo se apoderó de todos y dejando la comida salieron de la cantina. Yo no podía moverme y me quedé en silencio intentando escuchar algo. Otro chispazo más y otra visión. Alexauron: “ Cuando el lago y la cascada se callen, que no te coja en la orilla ", yo ya me daba cuenta que estos acertijos tenían que ver con la batalla y sin duda este era de los que tenían un mensaje claro. No me quedaba otra que confesar a todos mis conversaciones telepáticas con los magos. Escuché como abrían el portalón y algunos gritos de ánimo y algarabía, debía ser Iván con sus hombres. Regresaron las chicas a terminar de comer y me lo confirmaron. Pocos minutos después entraron todos los del consejo con él. Iván: “Cuanto tiempo Ferny, ya me han dicho que tuviste un accidente ”. Se acercó y chocamos la mano. Yo levante mi mano izquierda para que viera las consecuencias.“ Con nosotros vienen dos médicos, ya los mandé avisar ”. Al final solo vinieron unos ochenta hombres de los ciento cincuenta que se supone vendrían. Iván: “ Muchos se echaron atrás en el último momento. Hay que tener mucho valor para ponerse en contra del Rey ". Nos explicó también que la batalla empezaría cuando llegaran las tropas del sur, aún no sabían lo ocurrido a la infantería del paso y le sorprendió gratamente que pudiéramos detenerles. Jun hizo una gran hoguera en el centro del poblado y empezaron a asar unos pollos para darles de comer a los soldados. Sefy: “A pesar de que seáis menos de lo que esperábamos yo creo que podremos defendernos bien”. Iván: “ Si han hecho esto es por que lo darán todo por Goday, eso no lo dudéis. Los distribuiré por el muro en espera del ataque ", le explicamos de la necesidad de reforzar la zona sur y él nos dijo que atacarían de cara, contra la puerta. Eso es lo que tenía oído de sus superiores, aún así preferíamos estar prevenidos. Uno de los médicos llegó para examinarme la mano, cuando sacó la venda hizo un gesto de desaprobación con la cabeza: “Se está gangrenando. ¿No sientes dolor? ".“ No, apenas un cosquilleo de vez en cuando ". El médico me miró a los ojos: “ Tenemos que amputarla, sino morirás ". Esa mano estaba maldita y aunque no hubiera sido necesario era lo mejor que se podía hacer. “ ¿Aguantaré hasta que termine todo? ", el médico asintió: “ Pero en cuanto termine la batalla, si aún estamos aquí, habrá que hacerlo ", se marchó y quedaron todos en silencio. “ No pasa nada chicos, es mejor así", Korde me dio una palmada en la espalda, por fín en un lugar que no me dolía. “ Debo contaros algo importante y que puede cambiar la planificación de la defensa ". Les conté a todos mis visiones. Me dejó frío que no les sorprendiera, como si ya lo supieran o como si lo esperaran. Decidimos poner guardia en la zona que daba al lago, por donde no había muro. No pensábamos que vinieran por allí ya que todo el lago se encontraba por su otra orilla contra la montaña. Decidimos hacer caso a las palabras de Alexauron y no perderle ojo. Seguimos hablando durante un buen rato y como siempre dándole vueltas a todo hasta no quedar duda alguna. Yo me posicionaría con Tony en una de las atalayas junto a la puerta, desde allí podría ver todo lo que ocurriera y así ayudar a la estrategia. Ya estaban las cartas echadas. Juntamos nuestras manos: “¡Por Goday, por Bolras!”. Todos los que allí estaban lo repitieron. Según Iván no atacarían hasta mañana. Las estructuras estaban por hacer y el ejército del sur aún no había llegado, era más numeroso y el paso desde Aguas de Goday era estrecho y sinuoso. Le pedí a los chicos que me ayudaran para ir a la cascada, quería ver a mi familia. Cuando salíamos vi a Virgy y las niñas que se acercaban. Venían de comer pollo en la hoguera, las niñas me abrazaron con cuidado, ya aleccionadas por su madre. Virgy “ ¿Qué tal te encuentras? ”, “ Mucho mejor, gracias ”, y me besó. Los chicos se fueron y las niñas me ayudaron a llegar a casa, debía descansar. Esperé el momento en que las niñas se fueron a jugar para contarle a mi mujer lo de las visiones. Ella se mostró preocupada, pero en la confianza que teníamos me confesó que sabía que era especial. Yo no lo creo, pero si todo el mundo lo ve normal, lo asumiré. No llegaba el medio día por que el tiempo iba despacio. Volví a salir de la casa junto a Virgy y nos acercamos a la orilla del lago. “ Qué lugar tan bonito ”.

Se cansó

*(Petición de Yoni con las palabras clave: Destrucción, naturaleza y humano. A mi me gusta mucho, ya me dirás bro. Un beso.) Es un día cualquiera donde todo va como estaba previsto, como siempre. Son pocas personas las que ven rota su monotonía con una u otra circunstancia, incluso la muerte. Pero todo el mundo, hora tras hora, mientras la tierra gira, se acuesta pensando en que mañana será otro día monótono y vulgar. Salía el sol por donde se ponía. Todo tembló en el sueño y la tarea de todos. Unas horas antes, los perros que no estaban atados, los gatos que encontraron ventanas abiertas y los pájaros que comían pan en el parque desaparecieron. La fauna entera buscó refugio menos los humanos, que no pertenecen a ella. Los temblores causaron una enorme cantidad de bajas derrumbando las casas e infraestructuras de aquellos seres. Los pocos que sobrevivieron a las grandes sacudidas huyeron buscando sustento, matando si hacía falta a sus semejantes. Unos días después, unas grandes olas arrasaron todas las zonas costeras, obligando así a los pocos hombres que quedaron a protegerse junto a la montaña. La naturaleza abrió todos los volcanes y la destrucción total de la especie invasora devolvió la paz y la armonía a la tierra.

Sorpresas del pasado

*(Petición de Lydia con las palabras clave historia, armonía y retrato. Como siempre deseando que te guste. Gracias por tu apoyo siempre, un besazo enorme) Al terminar en el entierro de su madre, quedaron para revisar la casa familiar y encargarse tanto de lo material como de lo burocrático. Pasaron un día entero solo empaquetando muebles entre lágrimas melancólicas y el recuerdo de jocosas anécdotas. No olía a sus guisos ni se escuchaba la radio generalista que siempre tenía puesta, se rompió la armonía en la familia, la cual sujetaba ella. Subieron al desván donde sus padres guardaban sus recuerdos, los que no compartían con sus dos hijos. Sabían que había cosas antiguas de sus abuelos y más lejanos ancestros. En una pequeña caja encontraron varios libros polvorientos. Los dos hermanos empezaron a mirar los títulos, autores y fechas de edición, buscándoles un valor. Dentro de uno de ellos encontraron un retrato de un antepasado. Aparecía apoyado en un rifle con vestiduras militares y varios cadáveres a sus pies como si fueran piezas de caza. No recordaban que sus padres les hablaran de un militar en la familia, pero al ver lo grotesco de la foto no les extrañó. Belén: " En aquellos tiempos era diferente, no creo que un soldado de hoy en día se hiciera un retrato así ". Jesús: " Eso está claro, parece de principios del siglo XX o finales del XIX ". Poco después de terminar las tareas fueron a comer juntos y empezaron a divagar sobre la identidad del familiar y la época en que fue tomada la foto. Se lo imaginaban balloneta calada entre el fuego enemigo realizando heróicas acciones en batalla. Fueron en busca de información con la ilusión de tener un antepasado ilustre y conocer su historia. Salieron del ministerio de defensa sin ningún dato concluyente, Jesús se sacudió la ropa porque era pacifista y pertenecía a varias ong. Fueron al registro por si allí pudieran conseguir datos sobre él. Lo único que sacaron fue una lista de antepasados que tampoco fueron capaces de asociar el retrato. Belén recordó de una tía-abuela que vivía en las afueras y que tenía casi cien años. Quedaron por la tarde para hacerle una visita, a ver si ella les podía ayudar. Llegaron con ilusión, una caja de bombones y un gran ramo de flores y salieron maldiciendo su casta y rompiendo la foto cuando se enteraron que aquel familiar no era militar si no aficionado a los safaris por África. (Esta historia añeja no se queda en el pasado. No seamos indiferentes a cualquier tipo de discriminación, racial, religiosa, sexual, política....... Perdonar mi duro sermón. Un saludo).

Bolras Cap. 17º

Jolu y yo estuvimos charlando otro buen rato mientras Virgy fue a llevar a las niñas con su hermano. Yo le dije que no era necesario, que no molestaban. Ella sentenció con un, “Las conozco como si fueran mis hijas” y una sonrisa. Cuando regresó, Jolu ya se estaba marchando. Se despidió con un gesto de ánimo desde la puerta. Virgy empezó a preparar una infusión de las que toma para los dolores menstruales, junto con las que me quedaban de la infección de la herida anterior. Al no estar el médico, teníamos que apañarnos con los remedios heredados de generación en generación, esos que solo dan la experiencia y conocer nuestro entorno. “Bueno Ferny ahora me toca a mi cuidarte”. “Te lo agradezco de verdad”. “No me preguntes, pero sabía que algún día estaríamos juntos”. Era curioso, pero hasta ahora no habíamos hablado sobre nuestra relación y además lo hicimos con gran naturalidad. Hablamos hasta que el tremendo golpe, el cansancio por la lucha contra la muerte y la infusión con un poco de licor de Jun, hicieron mella en mi. No podía decir dos palabras sin soltar un bostezo. “Venga échate a dormir”. Me empujó levemente para que me acostara y me tapó con la manta. Sentí sus labios en mi frente y luego me dormí. Tuve unas terribles pesadillas que me hacían revolverme en la cama. Eso me provocaba dolor y me despertaba. Me sucedía como con las visiones. Podía ver trazos de una gran batalla en la explanada, pero al despertar no recordaba apenas nada. Una de las veces que me desperté en plena madrugada, pude sentir mucho movimiento y excitación por el poblado. Sigilosamente cogí mis bastones e intente salir para enterarme de que ocurría. Cuando ya casi había llegado a la puerta Virgy despertó. Yo esperaba una reprimenda y ella metió sus hombros bajo mi brazo y me ayudó a salir. Vi a Sefy y Korde en casa del herrero, afilando sus espadas y sacando lustre a las armaduras de placas que pudimos conseguir. El resto estaban también preparándose. Los carcaj estaban llenos de flechas y los arcos bien tensadas sus cuerdas. Los que lucharían a espada tenían puestas las mallas despojadas de los soldados muertos y se repartían a suertes los escudos, unos mejores que otros. Giré la cabeza hacia el muro y vi unas columnas de humo que subían cercanas al bosque, por el camino de Llanera. “Ya llegaron los de Perímera. Dentro de muy poco tiempo sabremos nuestro destino”. Me giré y vi la cara de preocupación de Virgy. “Ve a hablar con tu cuñada. No creo que ataquen hasta mañana, pero hay que ir decidiendo quién irá con los niños a la cascada”. “No te puedo dejar aquí solo ahora”. “Tienes razón. Ayúdame antes a llegar a la cantina y cuando te vayas avisa a alguno de los chicos, me quiero reunir con ellos, por favor”. Llegando tuve otra alucinación en forma de destello en la que Alexauron me decía: “ Si golpeas la madera, sea con metal o con piedra, no suelta chispa”. Sacudí mi cabeza y me quedé un momento pensando. Virgy: “¿Estas bien?”. “Si, si, solo me dio un pinchazo la cadera”. Seguimos caminando mientras pensaba que quería decir el mago con aquellas palabras. Por lo menos ya podía recordar una frase completa. Me senté en nuestra mesa de siempre y me despedí de mi mujer. Miner estaba en el mostrador y podía escuchar a Jun y Lydi hablando en la cocina. Miner: “Menudo susto me diste. ¿Como estas?”. “Ahora mismo hambriento” y sonreí. “Bueno eso significa que estás mejor. Voy a calentarte algo”. Jun salió de la cocina y se acercó a mi. “Justo es lo que debes hacer, comer algo”. Puso esparto en un cuenco y una vela en el medio. Empezó a golpear dos piedras mientras nombraba a todos los ancestros ilustres. Grandes cazadores, guerreros y benefactores de Goday. Estas soltaban chispas al golpear, hasta que Jun sopló y una llama surgió. Otro destello me veló los ojos. Doly: "¡Eso es!”. Me quedé mirando como el esparto hacía que la vela se derritiera sin arder su mecha. Pero solo fue un reflejo en mis ojos, ahora si que no entendía nada. Mi mente estaba volando a gran velocidad, buscando una respuesta a los mensajes. Me desperté de mi abstracción cuando Jun sopló las cenizas del esparto y algunas me cayeron en la cara. Sacó la cera derretida y la puso sobre la mesa después de haberla soplado un par de veces más. La observó unos segundos mientras yo le observaba a él. “Si los ancestros no se equivocan, el próximo verano seguiremos aquí. Lo que no me dicen es quienes de nosotros”. Esas palabras eran alentadoras. Nosotros no creíamos en un dios todopoderoso como en el reino, creíamos en nuestro entorno, en nuestros semejantes y sobre todo en nuestros ancestros, conocidos o no, pero que nos transmitieron los conocimientos para poder sobrevivir. Confiábamos mucho en ellos, por eso fue confortable oír esas palabras. Tony entró por la puerta y se sentó con nosotros. “Ya nos reunimos antes, no queríamos despertarte”. Yo asentí con la cabeza. “Ya está todo preparado. El único problema es que nos han faltado varios metros de fosa sin poner las picas, justo por el sur, por donde vienen los hombres del Conde. Hemos reforzado la defensa por allí. Aún no hemos podido hablar con Ivan, pero los que cuidan la puerta están preparados para abrirla cuando vengan”. Así me estuvo explicando la estrategia decidida durante varios minutos. “Lo que más me duele es no poder ayudaros”. Jun: “Tendrás que ir a la cascada tu también”. El gesto de ambos era serio. “Jamás, mi mano derecha aún puede empuñar un arma”. Esto lo dije soltando unas lagrimas que no pude disimular. Jun se echó a reir. “Tranquilo que esto lo tenemos solucionado. ¡Lydi! ¿Como va eso?”. Lydi: “¡Ya voy, casi está!” Tony y yo nos miramos extrañados. “A saber que traman”. Dijo Tony. Lydi salió de la cocina con un gran tenedor de madera de tres puntas, de las cuales había quitado la de el medio. También un rollo de cordel y una tijera. Ató el tenedor a mi antebrazo poniendo entre medias algodón para que no me causara mas daño. Lo ató por decenas de sitios haciendo que no se moviera ni un poco. Tony y yo seguíamos sin entender para que era aquello, pero por mucho que preguntamos solo recibíamos un “Esperar”. Jun sacó de detrás del mostrador mi arco. Se notaba que estaba bien tensado y listo. Le había puesto a unos centímetros del centro hacía abajo dos cuchillos de madera. Metió el cuerpo del arco entre las puntas del tenedor apoyando los cuchillos en ellas para que el arco no cayera. También otro en la otra posición sobre estos. Montó una flecha y movió mi mano hacia la cuerda. “Dispara”. Les miré con cara de emoción y tiré con fuerza. Apunté a un barril que había al final del mostrador. El tenedor no se movía de posición en el antebrazo, pero notaba como se doblaba un poco la madera en su extremo. Solté y la flecha se clavó a pocos centímetros de donde apuntaba. Ahora si que me eché a llorar porque podía luchar. “Ha sido idea de Lydi”. Dijo Jun. Le hice un gesto para que se acercara y la besé en los labios. Ella se enrojeció y Jun y Tony se echaron a reír. Al final podré ayudar a salvar a Bolras. Todos deseábamos que empezara la batalla.

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