Bolras Cap. 22º

Las estructuras se acercaban lentamente mientras la ansiedad de nuestros guerreros aumentaba. Las flechas que nos caían encima provocaba que apenas hubiéramos lanzado más de las nuestras y los soldados apagaron los fuegos que tenían. Sefy gritó fuerte. “ ¡ Trajeron los arietes para nada. Abriremos las puertas y lucharemos “. Todos empezaron a soltar gritos de aliento rompiendo el silencio que nos dominó durante unos instantes, tenían que saber de nuestro arrojo. Entre nuestros arqueros ya sufrimos también varias bajas y les dijimos que lo dejaran hasta que abriéramos el portalón. Varias flechas de fuego alcanzaron las atalayas haciendo que tuviéramos que bajar todos de ellas. Me situé en un lateral de la entrada con mi arco y mis dagas. Allí podía ver a mis hermanos dispuestos a morir por nuestra libertad y varias lagrimas de nuevo cayeron de mis ojos. “Tengo que controlarme. Me estoy volviendo muy sensible “. Pasé mi manga por la cara y me reincorporé con gesto serio. “ ¡ Es nuestro momento. Este es nuestro principio o nuestro fin. Tenéis la oportunidad de elegir. Por primera en nuestras manos están nuestras vidas. Todo ahora somos nosotros. ! “ Alcé mi puño derecho y grité. Todos respondieron, pero no era el primer discurso. Todos mis compañeros del consejo ya lo hicieron y varias veces. Solo quería que supieran que contaban conmigo, aunque estuviera impedido. El paso lento de los asedios seguía acompañado de una incesante lluvia de flechas. Tony: “ Ellos nos dirán el momento, en cuanto dejen de caer flechas “. Sefy, Miry y Korde cuando vieron que ya estaban muy cerca, empezaron a luchar por el espacio justo en la unión de las dos puertas. Querían ser los primeros en asestar un golpe. Tony se posicionó justo detrás de ellos con Jolu y armaron sus arcos. Todos los demás que lucharían cuerpo a cuerpo se colocaron a los lados del portalón para poder seguir esquivando las flechas. Los arqueros del muro esperaban agachados el momento. Se ve que Sefy les convenció y se hizo con el hueco. Yo ya sabía que el primer golpe sería suyo. Si no podría llevarse por delante algún compañero. Miry y Korde se pusieron detrás. Solo quedaba esperar que la lluvia cesara y comenzar. Yo también armé mi arco y Jun se puso junto a mi con su espada y su escudo. Poco a poco la lluvia cesó y la infantería que se encontraba tras los asedios empezó a avanzar. Nuestros arqueros salieron y empezaron a disparar a las lineas traseras. Abrimos las puertas y Sefy salió arrastrando su enorme espada que aguantaba con las dos manos por su derecha. El grito que dio fue secundado por todos y todos salieron detrás. Cuando se encontró a distancia soltó la espada haciendo un semicírculo a la altura de la cabeza. El primer soldado pudo esquivar el golpe, pero los tres siguientes no. El que se salvo llevaba una maza con la que golpeó a Sefy en la nuca ya que la inercia le giró. Aunque llevaba un casco de placas cayó de rodillas conmocionado. Vi a Korde a su derecha, estaba estoqueando a un soldado y no le dio tiempo de reaccionar, cuando el otro levantó de nuevo su maza apuntando a la cabeza de Sefy. Una fecha certera de Tony atravesó el cuello de este que cayo hacia atrás. Casi en el mismo segundo otro soldado vio la oportunidad de ejecutarle y cuando levantaba su espada para decapitarle apareció Miry de la nada por detrás de él. Clavó una de sus dagas en un oído la otra en el otro, salvo de un intenso dolor al soldado girando violentamente sus brazos y partiéndole el cuello. Sacó rápido las dagas de la cabeza de aquel hombre y se agachó. Otro soldado rompió en cachos la cabeza de su difunto compañero con la maza que era para Miry. Esta rodó por el suelo y clavo su daga derecha en el perineo. Cuando el soldado cayó de dolor le libero con la otra en su nuca. Sefy agitó su cabeza varias veces y se incorporó. El sonido de los metales chocando y los gritos de dolor era todo lo que se escuchaba allí. Soltó la espada grande y sacó de su cinto una espada corta y una daga. Esgrimió una sonrisa de esas de cuando se vuelve loco. Se unió a todos los demás en la lucha con una destreza envidiable. Las guerreras del lago rodearon a la batalla y se encontraban acuchillando a los arqueros y luchando con la infantería que se encontraba retrasada en el flanco izquierdo. La lucha era tan densa que los arqueros tomaron sus armas de mano y se unieron. Yo me sentí mas inútil que nunca, apenas me mantenía en pie. Los asedio al ver nuestro portalón abierto se quedaron abandonados a pocos metros del muro y sus soldados salieron también a luchar. Algunos de ellos con pañuelos verdes sorprendiendo claramente al enemigo. En ese momento solo veía caer cuerpos de uno y otro bando y en mi creciente pena algo me hizo coger de nuevo mi arco. Es como si mis manos estuvieran dirigidas. Empece a lanzar flechas hacia la multitud, acertando una y otra vez en el enemigo. Yo me dejé llevar porque ya sabía que pasaba. De repente un soldado entró y se dirigió a mi. Escuché unos gritos y vi a lydi y a Silvy entrando también. Lydi le dio un gran golpe en la cabeza con su maza y cuando se tambaleó Silvy le ayudo a caer clavando su cuchillo en su espalda. No hay tiempo de agradecer en una batalla y solo les guiñé el ojo. Seguimos cargando mi arco y disparando con precisión al enemigo. De repente apareció Sefy por la entrada. “ ¿ Estas bien? “. Venía totalmente ensangrentado, pero al ver como caminaba y me hablaba estaba claro que no era suya. “ Han batido en retirada. La caballería está lista. No creo que tarden mucho. Hasta que recompongan la infantería “. “Ayúdame entonces a ir fuera “. Sefy me ayudó y pude escuchar como sus tambores y cornetas volvían con el soniquete de antes de la batalla. Recogimos a la mayor cantidad de heridos que pudimos y preparamos una picas que teníamos previamente hechas. Nos angustiaba que los cuerpos de nuestros muertos no pudieran ser recogidos, pero esto ayudo a que la rabia nos dominara más. “ ¡ Vamos, os estamos esperando ! “ Un paisano grito esto provocando más gritos de aliento que derivaron en una burla del enemigo y risas. Liberaban tensión para estar más concentrados. Yo la verdad que lo pensé. “ Vamos, venid ya “.

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