Cerveza, un melón y tú.

Era unos de los días más esperados para ella. Uno de esos días que, aunque sin calendario en la pared, apuntaba en un rojo vivo. No era una celebración cualquiera, pero tampoco de las que exigen etiqueta, todo lo contrario, si algo se requería era solamente su presencia. Colocó los auriculares en su teléfono móvil, igual que hace años lo hacía en su cd portátil para escuchar aquella música motivadora de los ochenta y noventa, aunque no le hiciera falta motivación. El itinerario marcado por sus pies, los cuales ya se sabían el camino. Primero al estanco que le quedaba a pocos metros de su casa a por tabaco y papel. Después al callejón a dos manzanas donde previa llamada esperaría a su amigo el bigotes. Se decían amigos, pero sólo les unía una relación comercial basada en el vicio, eso si, relación de muchos años. Tras una pequeña y banal charla salió del callejón con lo que buscaba y una enorme sonrisa por la excelente calidad del producto. Lo siguiente sería el supermercado ya cerca de su destino donde se aprovisionaría de aperitivos y cervezas, bueno, y un paquete de pilas para el mando de la televisión. Como nunca faltaría a la tradición la frutería de la acera de enfrente era otro punto clave. Compró un melón verde y pequeño, un auténtico pepino de carne dura, prieta e insípida, el que nadie se comería. La usura del tiempo se notaba en su rostro pero no en su ilusión ni en sus ganas, le acompañaba una gran sonrisa. Llegando se dio cuenta que le faltaba algún obsequio y conociendo su historia añadió otra parada en su recorrido. Para no desviarse mucho eligió un lugar no muy lejano, una pequeña tienda de todo a un euro donde sin vacilar mucho eligió una maracas. Soltó una pequeña carcajada pensando en aquella anécdota hace años en un íntimo viaje a Cancún. -“ Hola cariño. Ya estoy aquí.”- Fabricó una pipa con el melón y abrió dos cervezas y la bolsa de cacahuetes que tanto les gustaban. No se dejó nada por decir de lo que le había pasado los últimos días, y cuando ya tocaba irse recordó el obsequio. -“ Se que esto te hará mucha gracia, mira lo que te compré.”- No desapareció su sonrisa, a pesar de las lagrimas que recorrían sus mejillas, mientras depositaba las maracas sobre la lápida junto a su nombre. (Texto escrito con las palabras clave Melón, maraca, vicio, usura, tradición y lejano. Gracias a Golomy y a Fishereitor que aportaron las palabras y dieron pábulo a este pequeño sermón.)

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