Recolectando.

Los frutos que se recogen en esta época no son muy variados. Entre bellotas silvestres y algunas setas haríamos una buena sopa. Era tiempo de guerra y de escasez. Tras un zarzal retozaba el enemigo y navaja en mano, la de cortar la fruta, fugaz y sigilosamente les dimos muerte. “Cinco bastardos menos de los que preocuparnos”. Tras buscar entre sus ropas algo de valor, limpiamos las navajas y seguimos recolectando.

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