Bolras Cap. 21º

Una vez todos en nuestros puestos aún hubo que esperar varias horas hasta que comenzara la batalla. A la gente ya no le quedaba nerviosismo que quemar, solo querían empezar para conocer su destino. Desde mi posición podía ver las estructuras alineadas frente a su campamento. Los tambores cesaron y un silencio que solo las alimañas conocían allí se apodero de todo el llano. Pasaron varios minutos en los que solo leves susurros era lo que se escuchaba. También se oían las manos apretando las empuñaduras, las cuerdas de los arcos tensándose y alguna arenga de Sefy que se sentía en todo el campo de batalla, con la banda sonora de la cascada de fondo. Los tambores volvieron a sonar, esta vez acompasados a ritmo lento. Las estructuras se elevaron y empezaron a avanzar despacio esquivando las rocas. Tras ellas se posicionó la infantería y los arqueros, la caballería esperaba paciente observando el avance. Los asedios eran rectangulares con una de sus partes más largas mirando hacia nosotros. En el centro asomaba la punta del ariete y la parte de atrás estaba abierta. Estaba claro que había que usar fuego, si no fuera por la brea sería imposible impedir que al menos uno de ellos llegara hasta el portalón. La distancia era mucha aún para nuestras flechas y hubo que esperar más. Escuché gritos de batalla procedentes del lago. Gire mi cabeza y vi como se cercaban decenas de pequeñas barcas con entre cuatro y cinco soldados cada una. Las chicas que estaban junto al lago empezaron a lanzar flechas que fueron repelidas por sus escudos, muy pocas alcanzaron su objetivo. Vi que parte de los que protegían la muralla quisieron acercarse a ayudar. “ ¡ Sefy, Korde, que todos se queden en sus puestos ! “ Me hicieron caso y retuvieron a los compañeros que no paraban de mirar como las barcas se acercaban. Los asedios aún no estaban a distancia. Las miradas se repartían entre el paso lento del ejército por el llano y la oriila del lago. No tuvimos tiempo de llevar brea hasta ellas y así hundir alguna de las barcas sería imposible. Yo seguía confiando en lo que me dijeron los magos y tuve que pedir varias veces más que no se movieran de sus puestos. Volví mi mirada al llano y vi que aún no estaban a distancia. Las barcas se acercaban cada vez más y la impaciencia de mis compañeros también. “ ¡ Rápido disparad ! “ Sefy se dio cuenta que el enemigo se encontraba ya a distancia. Las flechas incandescentes empezaron a volar desde el muro hacia los asedios, pero lo único que ardía eran los astiles de estas. El experimentado ejercito del rey ya lo tenía previsto, la madera estaba humedecida y algunos de los soldados portaban cubos con agua para sofocar nuestros fuegos. “ ¡ No debemos parar, seguid disparando ! “ Korde y Sefy no dejaban que ninguno desistiera de su tarea. Había que seguir lanzando las flechas incendiarias. Tony y yo esperábamos que se acercaran un poco más para que cuando nuestras puntas con paquetes atadas golpearan las rocas lo hicieran con más fuerza. Así tendríamos más posibilidades de conseguir las explosiones. Nuestro insistente fuego hizo mella en algunas, pero aún no era suficiente. Las flechas del enemigo empezaron a caer sobre nuestras cabezas, no todos pudieron escapar a tiempo causando nuestras primeras bajas. Intentaron salvar algún herido pero en pocos segundos eran varias las flechas que cada uno tenían clavadas, murieron todos. La rabia empezó a dominarnos y se empezaron a escuchas vítores por los ancestros, por Goday y por Bolras. Ya había olvidado las barcas cuando dejé de escuchar la cascada. Giré mi cabeza y vi la cueva al descubierto, la cascada se secó de repente. Las aguas del lago se tornaron tranquilas y las barcas avanzaban más rápido. Vi como nuestras guerreras corrían para alejarse de la orilla, recordando lo que les dije. Los soldados deshicieron sus armaduras de escudo y empezaron a gritar. Ya estaban a pocos metros cuando todo tembló. Una enorme lengua de cristalina agua de la montaña cayó por la cascada y golpeó el lago creando una enorme ola de varios metros de altura. Esta avanzó haciendo desaparecer a los soldados y parte de las casas y del huerto. Eso era lo de menos, nuestra retaguardia estaba protegida. Algunos soldados, los que sabían nadar o no fueron engullidos por la ola, llegaron a la orilla. Nuestras heroínas les dieron muerte a cuchillo sin contemplaciones y en algunos casos disputándose la presa. Cuando se aseguraron que no quedaba ninguno corrieron hacia la muralla a ayudar, pero tuvieron que pararse ante la lluvia de proyectiles que caía del cielo. “ ¡ Ferny, vamos es el momento ! “ Gire la cabeza y apunté, mi arco que estaba armado desde el principio. Tony: “ Yo al de enfrente, tu al de su izquierda “. Hice un gesto con la mano y tensamos las cuerdas. “ ¡ Tony espera ! “ Vi que en el objetivo de Tony, asomaba un pañuelo verde por el hueco del ariete. Tony “ Ya lo he visto “. Apunto al de su lado y lanzamos los paquetes. Solo estalló el que lanzó Tony esparciendo pedazos de madera y cuerpos a todos lados. La metralla hizo un gran hueco en las lineas de infantería que iban detrás. Esto detuvo durante unos segundos el avance. Si algo no se esperaban era eso y se empezaba a notar algo de indecisión entre ellos. Volvimos a cargar los arcos y de dos disparos certeros otras dos estructuras salieron por lo aires. Ya solo nos quedaba una y le dije a Tony que la usara bien. En el portalón nuestros guerreros ya deseaban que se abriera, era cuestión de que se acercaran un poco más, para evitar las flechas. Yo encendí la brea y me sumé a mis compañeros. Vi a todos ellos impacientes, convencidos de la victoria tras las explosiones y la gran ola. Miriam, Say, Lydi y Silvi a un lado con las guerreras del lago. Korde, Sefy, Jolu y Jun al otro. Ivan y sus soldados listos también. “ Solo hemos empezado “.

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