La unión perfecta. Parte 1ª

(Petición de Edu con las palabras clave, Jadraque, Agartha y probóscide. Como siempre tus palabras me llevan más allá jajaja. Por primera vez voy a hacer un relato de las palabras clave por partes. Yo creo que os va a gustar mucho. Ya me contáis.) No estuvo mucho tiempo trabajando en su oficio. Apenas un par de excavaciones pequeñas y con poco lustre. Destacó en investigación e intuición y poco después empezó como investigador privado. No solo era sigiloso e incansable si no que también utilizó su tiempo libre en aprender algunas artes marciales. Se manejaba entre infidelidades y ausencias laborales cuando una llamada le cambió los planes y a la larga catapultaría su futuro como investigador. El interlocutor usaba un tono duro e imperativo y su voz estaba distorsionada. Le ofreció una gran cantidad de dinero y fama si conseguía un tesoro perdido que unificaría para la gloria uno de los mejores momentos de nuestra historia. No le dijo que era, pero si le anunció que llegaría un paquete a su casa si aceptaba. Él pregunto sobre las condiciones y la voz le dijo que todos los gastos corrían de parte de la sociedad. Eso pudo ser la primera pista para saber quienes eran sus clientes. Aunque no tenía muchos datos, se guió de su casi infalible intuición y dijo que si. “ Cuando llegue el paquete sabrás que hacer “. y la voz colgó el teléfono. Colgó él también y solo se había puesto de pie cuando sonó el timbre. Echó un vistazo por la mirilla y vio un mensajero con un pequeño paquete. Se asustó de veras, todo lo que le dijo aquella persona era cierto y estaba claro que le querían a él. Lo que no preguntó es que pasaría si decidía abandonar. Abrió tembloroso la puerta a pesar de su indudable seguridad. El mensajero le entregó el paquete sin voz ni gesto y se marchó. Cerró la puerta y se sentó en su sofá mientras dejaba el paquete sobre la mesa de cristal que le llegaba a las rodillas. Se echo hacia atrás en el sofá torciendo el cuello hacia adelante, sin perder de vista el paquete. “ Eres demasiado impulsivo “. Se incorporó apoyando sus codos en las rodillas para sujetar su cabeza con las manos, sin perder de vista el paquete. “ Venga, hay que hacerlo “. Abrió el paquete y empezó a enumerar las cosas según las sacaba. Lo primero que vio fueron dos billetes de tren a Burgos. Luego un papel en el que le indicaba que fuera a la catedral y preguntara por el padre Pedro José. Para que le recibiera tenía que decir que era el enviado de la nebulosa. No lo entendió en ese momento, pero solo era una contraseña para llegar al abad. Allí le entregarían unos manuscritos en los que se desvelaban algunas pistas sobre el paradero de la reliquia que tendría que encontrar. “Bien, una reliquia, un dato más “. Lo tercero un sobre con cinco mil euros acompañados de una tarjeta de color dorado con el pin en un post-it pegado. Lo cuarto dos pequeños localizadores con otra nota que advertía que su perdida o apagado sería investigado y se tomarían medidas. Eso le daba igual, solo pensar en combinar sus dos pasiones le hacían ser feliz. Lo de los dos billetes y los dos localizadores, significaba claramente que no era trabajo para uno solo y llamó a uno de sus mejores amigos y compañeros de facultad. Se llamaban Fernando y Raúl, pero para todos eran Durosermon y Sefy. No había otro mejor para compartir esta experiencia. Sefy tuvo que arreglar en el trabajo, pero dijo que si. La noche antes del primer viaje los dos durmieron en casa de Sefy para salir juntos hacia la estación, pero casi no durmieron pensando en lo que quedaba por venir. Durmiendo, el trayecto lo pasaron durmiendo y era lo normal. Al llegar a Burgos lo primero fue comer unos buenos bocadillos de morcilla y un buen vino de la tierra. Tomaron alojamiento y pasaron la poca tarde que quedaba paseando por las calles de la hermosa e histórica ciudad. Volvieron pronto al hotel ya que les esperaban temprano. Poco después de amanecer llegaron a la catedral y sin esperar a nada pidieron audiencia. Vieron un hombre sencillo, metido en una especie de saco atado en su cintura con una cuerda, como los monjes de antaño. Un gran aro con decenas de llaves tintineaban colgados en su cintura de su improvisado cinturón. El padre les recibió con respeto y humildad quitándose la oscura capucha. Les invitó a tomar asiento, pero antes de entregarles nada les obligo a tomar un café y les interrogó en profundidad. Estos obedientes y conscientes de que era una prueba fueron sinceros y amables. El interrogatorio se detuvo tras los cafés, cuando llegaron los aguardientes y las risas. Los dos incautos no necesitaban ser interrogados, cada vez que su copa se llenaba más datos sobre sus vidas, ideología, religión, etc..... exponían. Les salvó el demostrar la pasión que la misión le profería y las ganas que tenían de saber cual sería el final de la aventura. “ Hoy no os daré nada, id a dormir “. Ambos amigos con una considerable borrachera, cogieron un taxi para ir a vomitar cada uno a su habitación del hotel. Tras unas duchas refrescantes quedaron para bajar al restaurante del hotel. Casi en silencio comieron y decidieron comentar todo a fondo después de la obligada siesta. Ambos de todas maneras se prestaron conscientes a todas las peticiones y preguntas. Ya les dijo que mañana se lo daría, la prueba estaba pasada.

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